Un nuevo capítulo de La condena de la realidad. Te recuerdo que antes de leer esta parte debes leer El poder de la hermandad, La carta, La cruel realidad y la decisión, Entrenamiento, El amor de un padre, Dulce venganza, Padre VS Hijo, El origen de todo... Sigue la historia desde el índice.
Víctor
Vasiliy: ¡Sigamos con la batalla YA!
Ahora se suponía que lucharíamos sin armas, simplemente a golpes, sólo para que dure, y yo queriendo terminar esto cuanto antes, no lo pensé dos veces y me dirigí a golpearle con un directo de derecha, pero me lo detiene y empieza a darme low kicks en la pierna derecha. Consigo soltarme y me pongo detrás de él para tirarle el suelo y pisarle la cara. Debido a su gran agilidad y rapidez voltea hacia mí, aunque resbalándose en el intento de acabar conmigo. Aprovecho esa oportunidad para darle una patada con la punta del zapato en el estómago, dándole directamente y haciendo que escupa sangre. Agachó la cabeza quejándose levemente del dolor.
De pronto, sonó una alarma y sonó una voz que hablaba como un robot.
Robot: Batalla: coronel Ramirez contra coronel García. Ramirez y García están a punto de acabar su pelea y según los datos, Ramirez tiene un 70% de posibilidades de ganar.
Vasiliy: ¡NO! ¡NO PUEDO DEJAR QUE ESE TIPEJO ESCAPE!
Yo sólo me reía ante la situación. Claramente no tenía que dejar que Vasiliy fuera a por Ramirez. Además, el pediría refuerzos a las tropas americanas. Cambié mi actitud poniéndome serio y dije:
Víctor: No debo descuidarme sólo porque un miembro de mi equipo tenga la victoria, aun quedáis Rodrigo y sobre todo tú, Vasiliy. Además, no dejaré que pases de aquí.
Vasiliy: Pues parece que no me queda otra.
Nuestras armas salieron del suelo, y me fijé que una de sus armas era una pistola eléctrica. Cogí dos pistolas y traté de dispararle, pero ese maldito Vasiliy fue más rápido y me disparó con la pistola eléctrica. Due un disparo directo a mi pecho que me dejó en el suelo temblando y sin poder moverme si quiera.
Vasiliy: Lamentablemente tendrás que quedarte aquí mientras acabo con ese bicho, pero no te preocupes, la batalla continuará en cuanto llegue. No puedo dejar que Ramirez siga vivo.
Por mas esfuerzos que hacía no podía moverme, si Vasiliy alcanza a Ramirez lo matará.
Carlos
Esquivaba los golpes que Rodrigo intentaba darme. Al comunicar el robot que Ramirez podía ganar, me sentí aliviado y sonreí.
Rodrigo: No deberías bajar tu guardia niño.
Me lanzó una patada brutal en la cara y caí al suelo. Me levanté rápidamente y di un salto hacia atrás para que no me pisoteara. Me acerqué a el rápidamente y le cogí el brazo y empecé a doblárselo, mientras le daba patadas en las piernas para que se cayera. No funcionó y me dio un cabezazo que nos dolía a los dos por igual. Perfecto para retroceder. Veo a alguien acercarse.
Carlos: ¡No, imposible!
Era Vasiliy. Venía corriendo hacia aquí a una gran velocidad.
Carlos: Es imposible, Victor no ha podido perder tan fácilmente. Igualmente debo detenerlo.
Cogí una espada y una pistola y me dirigí hacia él, atacándole con la espada, mas el lo esquiva fácilmente y sigue hacia delante, sin importarle que yo le persiguiera. Veo a Rodrigo que coge otra pistola y dice:
Rodrigo: No deberías preocuparte por la vida de tus amigos. ¡Preocúpate por tu propia vida!
Me giré hacia él y le disparé cuatro veces y él a mi dos. Logré que no me dieran por poco, en cambio, a el le acertó una bala en la barriga, y aproveché el momento para lanzarle a Vasiliy la espada como si fuera una jabalina, pero la esquiva y la coge en el aire. Trato de dispararle y Rodrigo, a quien creía que se estaba quejando del dolor. Le dio una patada a mi pistola haciendo que la soltara, acto seguido, me da un rodillazo en la cara y un puñetazo en el pecho, haciendo que retroceda. No podía creer que después de darle un balazo siguiera como si no hubiera pasado nada.
Rodrigo: ¿Entiendes por qué soy coronel, niño? Una simple bala no va a matarme.
Cuando iba a dispararme a mí, empezó a quejarse del dolor que le había provocado la bala. Por suerte si le afectó. Aunque ahora me preocupa mas lo que le pueda pasar a Ramirez.
Soldado de Ramírez
Nos encontramos en el Cabo Verde, orientados por nuestro jefe Koval. Nos ha resultado bastante fácil llegar hasta el Cabo Verde. Nos encontramos en un lugar inhabitado y el nombre de aquel pueblo era desconocido. Durante 4 años, estuvimos planeando una venganza contra el sanguinario dictador Vasiliy. Ese idiota nos ha enviado una carta que se nota bastante que es falsa. Ni un animal salvaje, ni una tribu, nadie ni nada. No contento con dejarnos en una miseria mientras la guerra, mata a uno de los jeques, por el poco petróleo que queda. Aunque tal vez sea por eso. Kovol había localizado un lugar bastante extraño, lleno de oro.
Soldado: ¡Son las riquezas del jeque! ¡Cogedlas rápido!
Kovol: ¡Atacad!
Soldado: ¿Cómo dice?
Unos aviones surcaban el cielo y de ellos salieron bombas directas a nosotros. Llegamos a explotar unas cuantas de unos disparos, pero no fue suficiente y estallaron las bombas en el suelo, dejando al borde de la muerte a muchos soldados. Ahí perdí todas las esperanzas y estaba demasiado frustrado, traicionado. Sólo confiaba en el coronel Ramírez, que era el único que podía matar a Vasiliy y así acabar con todo esto. Muy enfadado grité a Kovol:
Soldado: ¡Que significa esto Kovol! ¿Nos has traicionado?
Kovol: No os he traicionado, porque yo siempre he trabajado para Vasiliy. Habéis caído en la trampa, sucios españoles, ¿Creíais que la carta en realidad era falsa? Todo estaba planeado desde el principio. Además, hay una bomba aun de mayor alcance que las otras bombas, a su lado parecen simples petarditos de niños chicos.
Salí corriendo entre el fuego, la tensión y la guerra que se provocó en un momento y conseguí comunicarme con Ramírez. Le dije gritando y desesperado:
Soldado: ¡Señor, efectivamente esto era una trampa, por favor, ayúdenos, no podremos resistir mucho tiempo. Envíe al ejército americano hacia aquí, pero haga cualquier cosa.
Kovol se dirigía hacia mí, y me rodeó el fuego, haciendo que no pueda escapar y con Kovol pisándome los talones. Se acercó a mi lentamente y ya no tengo esperanzas. Voy a morir.
Kovol: No perderé el tiempo contigo. ¡Despidete del mundo!
Ramírez
Ramírez: ¡Tú…! ¡CÓMO TE ATREVES A MATAR A VÍCTOR!
Vasiliy: Deja de gritar, Víctor está vivo, sólo le he paralizado para que no pueda venir a por mí. En cuanto a ti, no dejaré que escapes. Felicidades por haber matado a García, pero no dejaré que hagas lo mismo conmigo.
Ramírez: Por Víctor y el resto de mis seres queridos, ¡Te mataré!
Comienza mi batalla contra Vasiliy. Trato de golpearle con la cadena de pinchos, pero lo esquiva y me golpea en la cara repetidas veces y me hecha de la sala donde estaba, con un libro en la mano. Le lanzo una granada, la cual envía lejos de una patada y explota en el aire. Aprovecho la oportunidad, le quito el libro, le agarro de las piernas y empiezo a darle vueltas. El dolor de mi batalla con García provocó que le soltara. Nada más soltarle, me clavó la espada en el vientre de una forma muy brusca. Ya no podía mas, estaba en mi límite, y las heridas se me abrían cada vez más. Vasiliy se acercó a mi y me chocó contra la pared de la dura y fría cúpula, la cual no pude romper. Me dijo Vasiliy:
Vasiliy: Parece que querías destrozar mi biografía con tus asquerosas manos. Esto vale mas que mi propia vida novato.
Ramírez: No… le…. pongas.. una mano encima a Víc… tor…
Vasiliy: Eso no lo decides tú. Ahora muere.
Con la poca visión que me quedaba veo un botón, no sabía para que era, mas mi desesperación me impedía ver su gran importancia. Lo pulsé y se abrió en la cúpula una pequeña salida. Aproveché eso para usar todas mis fuerzas para salir de ahí. Logré salir y cuando Vasiliy iba a pillarme, la cúpula se cerró y era libre. Detrás de mí se encontraban algunos de mis soldados, a quienes creía muertos y con un tono notorio de preocupación me dijeron.
Soldado: ¡SEÑOR RAMÍREZ! ¡RÁPIDO, COGED EL YIP Y LLEVADLO A UN HOSPITAL CERCANO.
Ramírez: Es… pero… ¿Qué hay de los soldados del Cabo Verde? ¿Están bien?
Los soldados no dijeron nada y yo empezaba a hartarme.
Ramírez: ¡Decidme ya que está pasando!
Soldado: Hemos caído en la trampa de Vasiliy, pero la buena noticia es que las tropas estadounidenses y las japonesas vienen en nuestra ayuda.
Ramírez: ¿¡QUE MAS DA ESO AHORA!? ¡LOS SOLDADOS ESTÁN SUFRIENDO POR CULPA DEL MALDITO VASILIY,! (llorando) jamás debimos haber hecho esto.
Soldado: ¡AHORA ES MUY TARDE PARA ECHARSE ATRÁS. VÍCTOR Y CARLOS DETENDRÁN ESTO. SON MUY FUERTES Y USTED LO SABE. USTED YA HA PELEADO BASTANTE, ES HORA DE CURARLO! ¡TRAED EL YIP YA!
Narrador 3ª persona
Vasiliy, frustrado, va decidido a pelear contra Víctor de nuevo y esta vez, sin retirarse de la pelea en ningún momento. Está decidido en matar a su oponente. Vasiliy Coge un atajo para llegar a donde está Víctor para no intervenir en la pelea de Rodrigo y Carlos, llevándose el libro de su biografía con él, convencido de protegerlo a cualquier coste. La razón de por qué el libro estaba en el lugar donde pelearon el coronel García y Ramírez, pero a pesar de dejarlo allí, estaba intacto…
Continuará…