Aquí os traigo el cuarto capítulo de la obra La condena de la realidad. Te recuerdo que antes de leer esta parte debes leer El poder de la hermandad, La carta, La cruel realidad y la decisión y Entrenamiento. Espero que te guste esta novela de ciencia ficción y te invito a hacerme comentarios.
Víctor
Aquí es donde ha llegado todo. Voy a enfrentarme a un dictador cara a cara tal y como lo hicieron mi hermano y mi padre. No me da miedo en absoluto: vengaré la muerte de mi querido hermano aunque deba morir. Hay algo que si me preocupa: durante estos 4 años, me he sentido observado por algo que me dice «puedes hacerlo». Eso me motivaba mucho en los entrenamientos, aunque lo más raro es que esa voz parece la de mi difunto y desgraciado padre, pero en el fondo creo que aun le quería. A pesar de caer en el alcohol y dejarnos con un monstruo, estuvo a nuestro lado mucho tiempo y cuando se fue a la guerra, se despidió de nosotros, con una tristeza imposible de consolar, con un abrazo y un beso. A esto lo llaman «culpa». Mi hermano siempre quería a papá, además que papá le salvó la vida cuando el era pequeño. Me puse a llorar y arrepentirme de no querer a mi padre como él me quiso a mi. Soy un monstruo.
Llegamos por fin a Ucrania, donde pelearía una batalla a muerte. Carlos me cogió del hombro y sonriéndome me dijo:
Carlos: No te preocupes amigo, te ayudaremos con esto. Hemos elegido pelear aunque nos cueste la vida ¿Lo recuerdas?
Víctor: Recuerda también que fuiste tú el que me animó a pelear por lo que mas quiero.
Cada vez que le decía eso me miraba con extrañeza, como si él nunca me hubiera dicho nada, pero no le daba importancia.
El coronel Ramírez me avisó de que traería algunos soldados por si las cosas se ponían feas. Él, imponente dijo a los soldados:
Ramírez: ¡Bien soldados, sabemos por que estamos aquí: vamos a luchar por uno de los nuestros. Os he traído a vosotros para asegurarnos de la victoria. Recordad que debéis eliminar al enemigo sin ninguna contemplación, y también recordad que debemos acabar con el coronel García por lo que nos hizo, ¿Entendido?
Soldados: ¡Señor, sí señor!
Ramírez: Hoy iremos a un hotel a dormir, y mañana comenzará una batalla feroz. Hemos preparado todas las armas para mañana, así que descansad.
Llegamos a un hotel cercano para pasar la noche. Era raro que las personas de Ucrania nos traten como si fuéramos uno más después de la guerra. Bueno, han pasado cuatro años, supongo que ya habrán olvidado este conflicto. Las habitaciones que pidieron eran de dos, pero yo me quedé con una para una persona. Comimos muy temprano y nos fuimos a dormir cada cual en su habitación correspondiente. Esa noche tuve un sueño: Nos encontrábamos mi hermano y yo jugando en una playa de pequeños, él con 4 años y yo con 6. Mi padre nos estaba vigilando y más tarde se puso a jugar con nosotros, pero de pronto empezamos a volar y a ver todo Rota, sin duda era precioso y me encantaba. Yo dejé de volar y caí al suelo, viendo que a mi hermano y mi padre le salieron dos alas de ángeles y una brillante y dorada aureola, bajaron hacia donde estaba yo y me abrazaron muy fuerte, sobre todo mi hermano. Empezaron a decirme las últimas palabras que me dijeron antes de que me separara de ellos en la vida real. La diferencia es que me lo decían con una sonrisa y una voz bastante alegre. Entonces, comenzaron a subir lentamente hacia el cielo, traté de cogerles, pero traspasaba sus cuerpos. Mi hermano desapareció primero y me puse a llorar a gritos. Mi padre me dijo
Alejandro: Victor, siento interrumpir tu sueño, pero debes de saber varias cosas.
Víctor: Maldito, ¿Por que no me dejas soñar feliz? ¿Estoy despierto o muerto?
Alejandro: Déjame que te explique por favor. Sigues durmiendo, pero no puedo descansar sabiendo que tú estás en problemas. Así que yo mismo te ayudaré por mucho que me cueste, como tú quisiste y quieres ayudar al pequeño Rubén, porque el amor de un padre y/o una madre hacia sus hijos supera cualquier cosa. Sé que me odias, y lo entiendo, pero quiero enseñarte algo para que no me des una falsa personalidad.
Cuando dijo eso, nos teletransportamos a nuestro antiguo piso, mi hermano y yo destrozamos la puerta e íbamos a por nuestra madre, al inyectarme mi madre el sedante, se paró todo y mi padre me dijo:
Alejandro: Cuando me mataron, no podía descansar en paz, porque sabía que vosotros estabais con ese demonio y pensé que os mataría, y efectivamente iba a mataros. Al estar muerto me resultaría fácil, como tú estabas sedado, no pudiste verme, pero detuve a tu madre y Rubén te cogió, cogió los pasaportes y se fue, pero antes me dijo:
Rubén: Papá, después necesito decirte algo.
Vi que lo que decía mi padre era cierto, ya que mostraba imágenes de lo que ocurrió, más tarde, me mostró como Rubén me cargaba y nos dirigíamos hacia el aeropuerto, esquivando con dificultad la guerra que había, mi hermano y yo recibimos muchas heridas, pero logramos llegar a Rota al fin y fue cuando se me pasó el efecto del sedante. Cuando fuimos a plantarle cara a Vasiliy, me acordé que Rubén susurró algo a Vasiliy. Mi padre me dijo:
Alejandro: Lo que Rubén me dijo cuando le dijiste que plantarais cara a Vasiliy fue lo siguiente:
Rubén: Muchas gracias por salvarnos la vida papá. Tal vez mi hermano te odie, pero yo siempre te querré y me gustaría que hicieras algo por mí antes de tu descanso eterno. Quiero que salves a Víctor, para que yo pueda enfrentarme a Vasiliy y vengarme por matarte. Recuerda que yo estuve en clases de manejo de espada, además, no nos queda ninguna razón para vivir y si yo muriese, sería Víctor quien lo matará en un futuro, por favor, hazlo por mí.
Alejandro: Yo me quedé callado, por supuesto me negaba a lo que me propuso tu hermano, pero él pensaba que yo acepté, que ingenuo. Cuando llegasteis donde estaba Vasiliy, Rubén le susurró a Vasiliy que antes de pelear, yo me llevaría a mi hermano ya que el estaba mucho mas herido. Al ver lo herido que estabas y lo que sufrías, no me quedo mas opción que aceptar lo que Rubén me propuso y te lleve con la mayor rapidez posible a un hospital, estuviste en coma durante 1 mes y fue cuando te ocurrió el mayor disgusto de tu vida. Yo también estaba muy enfadado con Vasiliy, y lo que dijo Rubén era verdad, si él no puede matarlo, tú lo harás. Cuando dijiste que no tomarías venganza me sentí muy triste por Rubén, porque su muerte sería en vano y yo no quería eso. Lo confieso, fui yo quien te motivo para que tomaras venganza, lo dije en voz baja para que no sospecharas de que fui yo. Además que vi en tus pensamientos que te ibas a suicidar.
Increíble, mi padre ha hecho todo esto por mí y por mi hermano. Me desperté de ese sueño y lo primero que hice fue llorar a gritos. Mi padre nos salvó la vida y me dio una razón para vivir, y yo sé lo pago con desprecio. Si mi hermano me viera, estaría disgustado ¿Cómo he podido ser tan cruel? Mi padre apareció en frente de mi y me dijo:
Alejandro: Tranquilo Victor, te perdono porque te quiero, siempre te he querido y siempre te querré. Tú puedes, mi querido hijo.
Fui a darle un abrazo muy fuerte con todavía lágrimas en mi rostro. Noté que mi padre también estaba llorando y me dijo al oído:
Alejandro: Gracias por todo, hijo mío, te quiero mucho.
Poco a poco su cuerpo fue desapareciendo hasta desaparecer totalmente, yo lo entendí perfectamente. El alma de mi padre finalmente puede descansar en paz, mi padre y mi hermano confían en mí.
Continuará…