Patinaje sobre amor parte 1

Traigo una obra escrita nuevamente por mí, al igual que La condena de la realidad. Se llama patinaje de amor. Trata sobre una chica, cansada del agotamiento de la originalidad para la invención de libros y películas, que se encuentra un disco, que contenía una desconocida película de amor que le da más de una sorpresa.

Desde la invención de la escritura, se han creado muchísimas historias sobre todos los temas posibles, desde los más brillantes, interesantes y divertidos, hasta los mas aburridos, poco originales y estúpidos.

Nuestra imaginación está puesta a prueba con la ayuda de la escritura y poco a poco, iban creciendo ambas. Todo era impresionante hasta la época actual, en la cual, personas desconocidas pero con una gran mente  podrían llegar a escribir libros o hacer películas que tratasen de un tema bastante repetitivo, pero modificado. ¿Acaso la imaginación del ser humano está llegando a su límite? ¿No son conscientes de que no complacerán así a los espectadores o lectores?

Es un tema del que reflexiono a menudo. Soy una chica que creció muy interesada en las películas, que aparentemente conseguía en tiendas de segunda mano o en un videoclub. Pero en pleno 2016, la gente descarga por Internet las películas, inconscientes de las consecuencias de descargarlas. Yo disfruto más viéndolo en mi televisión, la verdad. Ayer, al salir de la universidad, fui a un bar que se situaba cerca de mi casa. Mientras tomaba una cerveza, contemplé en el suelo un montón de polvo amontonado. Dentro de esa gran cantidad de polvo, logré ver un disco con casi la misma cantidad de polvo.

Me vino desprevenidamente la curiosidad, impulsándome a mí misma coger ese disco lleno de polvo, el cual había quitado, comprobé que sencillamente no tenía nombre y acto seguido, había preguntado al camarero si era suyo, a lo cual me respondió.

Camarero: No, no es mío, puede llevárselo si quiere señorita.

Le di las gracias y decidí llevarme el disco. Lo observaba detalladamente para comprobar que efectivamente no estuviese un poco roto, me sorprendí al observar que estaba en perfecto estado, por lo que entendí que era un disco nuevo, lo que me fue extraño, dado que lo encontré en una nube de polvo. Bueno, da igual, no iba a preocuparme por eso. Al llegar a mi casa, aprovechando que no había nadie, fui al salón y puse el disco en el reproductor de DVD, y esperé.

A los 10 segundos, apareció un título: «Patinaje sobre amor» y las opciones normales que te dan al ver una película en DVD, todo en una pista de patinaje, el título y las opciones eran simplemente hielo puro y la calidad era impresionante. Pero, maldita sea, era una película de amor. No digo que no me gusten, digo que el género amoroso es, en mi opinión, más repetitivo de todos, dado que la historia principal, siempre es la misma, pero bueno, era gratis por lo que no pierdo nada viéndola.

Cogí una botella de agua, unas patatas y una manta y me dispuse a ver la película. Al darle a «play» me salió un mensaje: «Introduzca bien el disco para ver la película». Sin duda, esto era muy extraño, si había introducido el disco bien. Espero que valga la pena. Al introducirlo al revés, pude comenzar a verla sin problemas.

No apareció ninguna presentación de la película, ni de los actores, sólo apareció una visión agrandada de la ciudad de Palencia, situado en Castilla y León. Esa visión, empezó a empequeñecerse cada vez más, hasta mostrar un piso dentro de un pequeño edificio de tres plantas.

En la terraza, se encontraba una chica notablemente hermosa, de nariz pequeña, un pelo muy largo que flotaba con el más mínimo viento, unos ojos de color marrón café y una sonrisa confiada y agradable. En su rostro no había ningún rastro de heridas, granos etc. La chica estaba muy abrigada, por lo que se dio a entender que era invierno. Tras 20 segundos de observación a lo poco que podía ver, se metió dentro y se podía ver una habitación con dos camas casi juntas, una televisión dos mesas en cada esquina y un ordenador no muy grande, el cual tenía una foto de Yulia Lipnítskaya, la joven rusa que ganó la medalla de oro en patinaje artístico en los juegos olímpicos en Sochi (Rusia), lo que me hizo entender dos cosas.

  1. Se trataba de la época actual o tal vez unos años después.
  2. La chica adora el patinaje artístico y a Yulia Lipnítskaya.

Se hizo el acercamiento a una de las mesas, donde se encontraba el DNI de esa chica. Miré, que se llamaba Celeste Navarro Villalba, además de tener 20 años de edad.

Se abrió la puerta y entró un chico de 1 o 2 años mayor que ella, con una sudadera donde ponía su nombre: Santiago. En un principio pensé que eran novios, mas al ver que tenía un rostro muy parecido al de Celeste, sin duda eran hermanos.

Santiago se acercó a Celeste y le dijo con un tono alegre.

Santiago: ¿Estás lista?

Celeste:¡Sí!

Las siguientes escenas eran bastantes simples: Santiago llevaba en coche a Celeste hacia un lugar que no habían dicho. Sin embargo, en el camino, había silencio, el cual Celeste había roto hablando de la ilusión que le haría conocer a su ídolo y poder competir con ella. Al parar el coche, se encontraban en la zona industrial de Palencia.

Celeste entró en una nave, donde se encontraba una enorme pista de patinaje. Ella practicaba patinaje artístico, delante de un público, mayoritariamente femenino que iba a ver los entrenamientos de mujeres. Celeste entrenaba individualmente. Era una maravilla ver ese cuerpo firme, ágil y delicado moverse al ritmo de la tranquila música que sonaba. Gran parte del público tenía la misma mirada que yo, pero ella no prestaba atención. Al terminar su entrenamiento rutinario de 1 hora, se cambió en el vestuario y cuando estaba a punto de salir, vio a practicando en la pista de patinaje a un chico, cuya hermosura y cuerpo estaban al mismo nivel que la hermosura y cuerpo de Celeste, ella se quedó babeando al igual que yo, que pena no poder conocerlo en persona. Se acercó a ella a gran rapidez, se detuvo y le preguntó:

Paulo: Veo que tienes gran habilidad patinando, y por supuesto, una gran habilidad natural para que tu rostro sea el imán de todas las miradas. Encantado, mi nombre es Paulo Izquierdo Puyana, amo el patinaje artístico. Mi sueño es conocer y competir con Yulia Lipnítskaya, pero para eso, necesito una pareja. Dime ¿Cual es tu nombre?

Celeste la respondía sonrojada, que tenía el mismo sueño que él y que también buscaba una pareja para competir contra ella. Desde esa mirada tímida, supe que Celeste iba a hacer lo posible para conquistar a ese hermoso chico. La película llevaba solamente 10 minutos de duración. A mi se me estaba haciendo muy larga, y aunque esperándome que iba a ser una historia de amor como otra cualquiera, me estaba gustando la película. Para confirmar que no era una cualquiera, la seguí viendo con intriga.

Celeste desafió a Paulo a un duelo de patinaje artístico para así tener oportunidad de luchar por él, y sobre todo, comprobar que está a su altura. Paulo aceptó el duelo gustosamente: A la 13:00 del día siguiente, justo cuando la nave está totalmente vacía, se decidiría absolutamente todo: el sueño de conseguir un mismo objetivo y el sueño a parte de Celeste.

Llegó el día siguiente, Celeste y Paulo, ambos con una mirada de rivalidad, se dispusieron a empezar.

Saltos, deslizamientos, gran equilibrio, posiciones complicadas, habilidad, y un sentimiento de apreció por parte de Celeste. Paulo realizó su última figura y Celeste estaba a pocos segundos de terminar. Dio un gran salto, realizó la posición de ángel, se dirigió a Paulo y antes de que este se diera cuenta, Celeste besó apasionadamente a Paulo. Tras el beso, hubo un silencio espectral. Yo estaba muy sorprendida de lo que había hecho, pues esa escena normalmente se colocaba en el final, por supuesto me emocioné al pensar que ese amor sería algo un poco mas secundario.

Pasó algo natural en las películas de amor: Paulo declaró su amor a Celeste y le devolvió el apasionado beso.

A partir de ahí, el resto de la película narraba, como Celeste y Paulo, entrenaban cada día de la semana juntos, a veces consideraban su relación como amistad, y a veces no, burlas y trastadas que se gastaban Celeste y Santiago, y la boda de Celeste y Paulo, que empezó, continuó y terminó como una verdadera boda. Me estaba gustando cada vez más la película, una historia de amor algo diferente, donde los sueños van por encima del amor, siempre sin renunciar al amor, la oportunidad de disfrutar temas secundarios etc.

Quedaba muy poco para que la película terminase. Mostraba a Celeste y a Paulo, 2 años después de todos aquellos acontecimientos. Se encontraban en Pyeongchang (Corea del Sur) en los juegos olímpicos de invierno. Habían ganado con facilidad la medalla de oro, sin embargo, cuando la entrega de medallas iba a comenzar, apareció, para mi sorpresa la misma Yulia Lipnítskaya, era ella realmente, era increíble que apareciese en una película. Apareció para luchar por un título de campeón mundial que ofreció a los dos jóvenes. Al fin se encontraban con su gran sueño, y lograron, tras un duro trabajo, ganar a su ídolo.  Lipnítskaya les entregó el título y se marchó sonriendo a Celeste y a Paulo. La pantalla se quedó en negro y pensé, que ese era el gran final, mas no fue así.

Cuando regresó, mostraba de nuevo la habitación de Celeste, la cual estaba sentada en una de las camas conversando con su hermano Santiago, con una pierna totalmente vendada, el cual estaba en la otra cama.

Celeste: No insistas.

Santiago: Por favor, sólo quiero ver entrenar a mi cuñado, a tu marido, me da pena de que esté solo porque tú no puedas ir por tu resfrío.

Celeste: Santiago, te recuerdo que tienes una pierna rota, y a Paulo tampoco le gusta que le observen mientras entrena. No seas inmaduro para la edad que tienes.

Santiago: Tranquila, no pasará nada, por favor, déjame ir a esa nave.

Celeste: No.

Santiago: Por favor.

Celeste: No.

Santiago: Por favor.

Pensé que efectivamente el disco estaba mal y que iba a seguir un bucle infinito. Siguieron así durante un minuto hasta que Celeste permitió a Santiago ver a Paulo entrenar. La siguiente escena mostraba a Santiago en la nave, viendo muy de cerca a Paulo entrenar, poco a poco la cámara se fue alejando, hasta mostrar el exterior de la nave, la escena se congeló durante dos minutos con un imponente silencio, el cual se cortó con el sonido del hielo rompiéndose bruscamente. Ese sonido me hizo saltar del susto. En esa parte tan extraña, es donde se quedó congelado definitivamente.

Sigue leyendo: Patinaje de amor parte 2

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