La alarma me despierta de un feliz sueño. Me encontraba en un edén de flores, tumbado, mirando al cielo. Éste es azul en toda su extensión, con nubes blancas y un sol… grande y redondo, de llamas de fuego…
-¿Vamos?
Quinn me devuelve a la realidad. Son las doce de la noche: la hora de la quedada. Mi compañero no ha pegado ojo en toda la noche y está esperándome para ir a la sala de insomnio.
-Sí, claro -digo mientras me reincorporo.
En unos minutos salimos del dormitorio. La puerta se abre y se cierra con nuestra presencia, gracias a las tarjetas que todos los alumnos tenemos. Cruzamos el largo pasillo, pasando por enfrente de muchos dormitorios. Al llegar a la sala de insomnio, vemos a muchos compañeros sentados en los sillones. Kart estaba hablando, al vernos detiene la conversación. Los saludamos y nos sentamos con ellos.
-Espero no volver a ser interrumpido -murmura enfadado-. Como decía, nos tienen aquí encerrados, no nos dejan ver el exterior. Pero fuera, hay muchas cosas dignas de ser vistas. La noche, el río, las montañas, el mar… Yo no pienso quedarme aquí más tiempo.
-Sí, eso está claro -responde Lucky-. ¿Pero qué quieres que hagamos? Estamos aquí, entre paredes. No podemos hacer nada para salir.
Kart lo observa divertido. Está calculando la mejor forma de soltar el bombazo.
-¿Qué haría falta para poder escaparnos de esta cárcel?
Todos nos miramos entre nosotros.
Como ninguno responde Kart saca astutamente una tarjeta del bolsillo.
-¡Una tarjeta de nivel 2! -exclamamos todos al unísono.
¡Es increíble! Nosotros, los alumnos, tenemos tarjetas de nivel 1. Sólo los maestros del arte tienen tarjetas de nivel 2, que les dan acceso a casi la totalidad del centro. Contar con esa tarjeta supone tener vía libre.
-¿Cómo la habéis conseguido?
Kart vacila.
-Tengo que decir que no ha sido nada fácil. Hemos tenido que realizar un gran trabajo entre Ryan, Kerwin y yo.
-¡Venga! ¡Contadlo! -Exige Lucky.
-Está bien -habla Kerwin por primera vez-. Fui yo quien ideó el plan. Resumiéndolo: Conseguimos robar una tarjeta a un maestro sin que se note, asegurándonos de que ese maestro entre acompañado por otro, a la zona restringida.
Un plan ingenioso. Pensándolo bien, es la única manera de conseguir la tarjeta. Si el maestro del arte se hubiera dando cuenta, el plan habría fracasado. Pero de esta forma, el maestro no sabrá que no tiene la tarjeta, hasta que no intente entrar por una puerta restringida, él solo.
-Eso quiere decir -comento-, que tenemos poco tiempo. Una noche, tal vez menos.
-Eso es. ¿Quién quiere venir?
Sorprendentemente Erick y Lucky se echan atrás. El resto de compañeros también se muestran temerosos de salir del centro. Sin embargo, Quinn y yo decidimos escaparnos. Por supuesto, Kart, Ryan y Kerwin son los primeros que van. Pero nadie más se anima.
Yo pienso que debo ir con ellos, porque todo lo que he aprendido, tengo que averiguarlo. El conocimiento es un tesoro muy preciado, si puedo ponerlo en práctica caminando libremente por el mundo. Tengo que hacerlo: es mi destino.