Despierto debajo de la misma luz que hace unas horas. La claridad me ciega y durante unos instantes mis recuerdos vacilan mientras se reorganizan.
-Hola Jonhy -habla la voz de Nick-, yo soy el encargado de hacer tu chequeo -y sonríe-. La operación ha sido un éxito.
¿La operación? Me cuesta unos segundos terminar de ubicarme. Voy cobrando la memoria, primero fragmentos aislados, pero poco a poco, como un puzzle gigante, se recompone. Sin embargo, el mosaico de mi pasado no es nada comparado con aquel surgido de la epidemia.
-Entonces, ¿estás dispuesto a ayudarnos?
-Por supuesto. Todo lo que me habéis contado es… -pienso la palabra concreta- intrigante. Las tramas que envuelven este mundo son complejas. Deseo escudriñar cada secreto. Siempre lo he deseado, leía todos los libros de la biblioteca del centro, observaba con anhelo los grises cristales… -pronuncio suspirando al recordar la prisión en la que me veía condenado- ¡hasta accedí a cometer un acto de rebelión! Ahora me ofrecéis la oportunidad de alcanzar mis sueños. ¡Estoy realmente entusiasmado!
Nick asiente complacido.
-Veo que Saúl no se equivocó contigo. Ha depositado en ti muchas esperanzas. Permíteme que te haga unas comprobaciones habituales.
Apaga la potente luz, y con un hilo de luz procedente de un instrumento suyo me observa las pupilas. A continuación determina mis constantes vitales con un aparato de medición. Finalmente me arranca los cables sujetados a mi pecho.
-Y no se equivocará. Pienso esforzarme todo lo que pueda en mi misión. Aunque la amenaza que me hicieron no me gusto nada.
-Ya estás listo. -cambia de tema viendo la tensión en el ambiente.
-¿Puedo regresar a Priedni?
-Sí, mañana a primera hora estarás allí. Esta noche permanecerás en observación simplemente por precaución. Descansa tranquilo. A partir de mañana tendrás mucho trabajo.