Se está organizando un motín en el pueblo. El desorden reina por doquier y el caos es absoluto. Parece ser que ha tenido lugar la primera víctima del virus, mientras otros infectados están envueltos en una locura permanente. La ya escasa comida, saqueada por grupos de extranjeros, hace obligatoria la partida mañana mismo a la granja del sur. Todos aquellos responsables de conservar los alimentos, se encuentran en sus casas preocupados por el estado de salud de sus familiares. Al mismo tiempo, el terror avanza sin piedad por cada uno de los corazones. Pronto nos veremos inmersos en un infierno sin salida.
-Debemos comunicarnos con los soldados ahora mismo -comenta uno de los ancianos del pueblo-. La situación es insostenible.
El resto de su quinta agacha la cabeza sin protestar. No tienen ninguna esperanza en que esos tipos, más preocupados por rellenar encuestas sobre el virus, puedan ayudarnos en lo mas mínimo. Sin embargo, no encontramos otra solución a la vista y el mundo que conocemos de derrumba por momentos.
Se reúnen alrededor del extraño aparato que trajeron el día de la reunión en la fábrica abandonada. Tras unos segundos de desconcierto, donde no se encuentra la forma de hacerlo funcionar, finalmente logran entrar en contacto.
-¿Cuál es la situación? -pregunta una voz al otro lado.
-Necesitamos restaurar el orden. Se ha organizado un motín a causa de la revuelta causada por el avance del virus. Además, también necesitamos el antídoto, hoy mismo ha causado la primera baja.
El silencio efectuado entre nuestra propuesta y la respuesta del soldado ha sido eterno. La tensión ha estado a punto de estallar en gritos. Contar nuestros más profundos problemas a una persona que no sabemos si nos va a ayudar ha sido desesperante. La súplica ha sido unánime, pero no por ello la rabia contenida disminuye.
-Muy bien. Mañana mismo enviaremos un equipo de soldados -responde finalmente causándonos un gran alivio-. Por cierto, ¿sabéis algo sobre el ser encapuchado?
Nos miramos entre nosotros. Sabemos que los niños vieron algo, pero todavía no sabemos el qué. El impacto que sufrieron fue fuerte y todavía no se han repuesto. Muchos continúan en cama y los que han despertado ha sido para adentrarse en un estado grave.
-¡Maldita sea! Ese ser nos va hundir en la miseria definitivamente… -el hilo de voz se difumina en el aire.
Todos quedamos perplejos. La voz del soldado ha sonado… desquiciada. Por si imaginábamos que podrían encontrarse en mejor situación.