54 Danny

Desde el ataque mi cuerpo no responde a mi celebro, pero mi mente está completamente liberada. El caos que nos envuelve tiene sentido. El mundo está cambiando inevitablemente. Las poleas que transforman el destino están dirigidas por una mente tan inquieta y asustada como la nuestra. Su poder es tal que ha sobrevivido a los tiempos pero sabe que se aproxima el fin. Así lo dicen las profecías. Y tal vez, en su intento desesperado para evitarlo, lo único que consiga sea adelantarlo. La más oscura sombra nos ha invadido y nos corromperá desde dentro. El plan está trazado y el futuro se derrumbará a sus pies. Tal vez entre los escombros descubra la respuesta para su enigma, pero entonces no tendrá sentido sobrevivir.

¡Sí, lo veo! Su ojo me escudriña las entrañas. Está presente en cada nuevo descubrimiento, en cada umbral que logramos cruzar. Está obsesionado con descubrir una verdad que no se encuentra en Omit Ozak. Su mirada alcanza los confines del mundo, pero aun así sufre, sufre por lo único que queda fuera de su control. Por eso nos ha infestado a nosotros con este extraño virus, por eso nos ha traslado el universo a nuestro interior y ha cambiado los acontecimientos. Su única voluntad gira entorno a ese descubrimiento y no le importa las muertes que nos cause… ¡Lo tengo dentro de mí! ¡Es un gusano recorriendo mis sesos!

-¡Nooo! ¡Fuera! -grito arrancándome los pelos de la cabeza, mientras corre a auxiliarme mi madre que se encuentra próxima.

El dolor que siento en las sienes es tan intenso que creo que me va a estallar la cabeza. La lucidez es tan clara que veo cada detalle de su plan. Me esfuerzo por pronunciar las palabras que puedan ayudar a mi pueblo…

-¡Quiere descubrir el enigma…!

Las convulsiones me dominan de nuevo. Aun así lucho con mi cuerpo para seguir balbuceando palabras que tal vez puedan dar un halo de esperanza.

-Por eso tenemos estos ataques… -«de lucidez» quiero pronunciar pero la sangre me llena la boca y tengo que escupirla para continuar- Él no puede descubrirlo.

Al oír los gritos de mi madre se aproximan otros a ayudarla.

-No sé qué intentas decir. -me habla uno de los sabios del pueblo- ¿Qué tiene que ver eso con el virus?

La cabeza me da vueltas. La habitación se derrite al tiempo que las escasas fuerzas comienzan a abandonarme, esperando que exhale mi último aliento para conducir mi alma Hades.

-El virus es su… -y caigo desfallecido perdiendo todo conocimiento.

Continúa leyendo 55 Jonhy; la primera crónica, o visita el índice de Los reinos del sur,
la primera novela de la trilogía, El enigma de los dioses.
  Angelus LLC: Servicios digitales para webmasters

Deja un comentario

Completa la siguiente suma *