-¿Qué ocurrió Jonhy?
Mis recuerdos comienzan a recorrer la espesa oscuridad en la que me adentré ayer. La noche pesaba en mis pulmones como si su aire estuviera cargado de hierro. La luna y las estrellas reflejaban muy poco brillo. El mundo se había convertido en un lugar horrible.
-Yo corría detrás de mis compañeros, desesperado, intentando no perderlos. Pero era imposible, el aire era una masa espesa que me relentizaba…
Mientras pronuncio las palabras me observan, con el rostro sereno y el semblante inmóvil. Calculan con sus importantes mentes cada detalle, cada posibilidad, pero no hay nada de lo que ellos buscan.
-¿Por qué desfalleciste?
La pregunta clave desgarra mi subconsciente. La oscuridad actúa como una barrera invisible, enterrando los recuerdos que allí sucedieron. Tampoco la mente me ayuda demasiado, ya que es propicia a olvidar los hechos más horripilantes para evitar secuelas. Lo que tengo claro es que algo realmente espantoso debió suceder. La oscuridad sólo fue el envoltorio diabólico que propicio su desencadenamiento.
Niego con la cabeza al tiempo que comienza a agitarse algo en mi interior. Mis pensamientos luchan contra el olvidado recuerdo, conteniendo miles de preguntas. Mi mente es capaz de retroceder al pasado y descubrir cualquier momento, aunque no lo haya vivido. Sin embargo ahora está retenida, adormecida, encadenada como si de un monstruo se tratase. Las respuestas que tanto desean obtener se encuentran en mi subconsciente, replegadas en lo mas hondo de mi ser, dispuestas para ser tomadas y entregadas en forma de información. ¡Hasta el silencio me otorga potestad! Sólo necesito estirar la mano, recoger lo que hay en mí y descubrir el tesoro. Pero los secretos mueren sin ser descubiertos gracias al efecto del sedante.
-Lo siento. -murmuro derrotado.
-No te preocupes. Si lo has olvidado no debes tratar de recordarlo. Sabemos que el veneno que tienes en tu interior trata de desarrollarse y su margen de acción es tu mente. Puede abrumarte con miles de respuestas, u ofrecerte información. No trates de recomponerla. ¡Te volverá demente! Pero tranquilo: has sido tratado. Tropolis ha ideado una cura que te devolverá a la normalidad. Además, no te hace falta. Tu mente ya por sí privilegiada no necesita ayudas externas.
-¿Cómo? -pregunto intrigado.
Saúl me mira satisfecho. Ha provocado la atención que buscaba.
-Mientras estabas en observación hicimos las pruebas pertinentes. El cerebro fue algo que tocamos, como es normal en estos casos. Encontramos algo realmente asombroso. Normalmente los engendrados entre semidiós y mujeres bellas han dado como resultado hombres con mucha más resistencia corporal y mayor coeficiente intelectual. Pero en tu caso, el coeficiente intelectual es mayor al que hayamos visto nunca.
El silencio se desata en la sala. Una afirmación espeluznante.
-¿Eso qué significa? -pregunta Sarah desconcertada.
-Que nos encontramos, posiblemente, ante el hombre más inteligente que pueda existir.