El barco ha navegado a la deriva durante más de una hora, hasta estrellarse con unas rocas en la costa. La túnica robada al primer cadáver ha quedado completamente empapada.
-¿Bérenger? -me pregunta otro mago que inspecciona los recién llegados.
-Sí. -respondo intentando parecer convincente.
-Llegas tarde. ¿Y tu compañero?
-Ha decidido quedarse en Polvankar con los invitados.
Una risa invade a mi interrogador.
-¿Por eso has chocado? -me estudia- Está bien vamos. ¡Malditos hombres!
Avanzo detrás de él, nos dirigimos hacia la gran torre de marfil que se levanta en el horizonte. Se encuentra en mitad del asentamiento de Siara, pero desde la lejanía es lo único que se ve. Tiene un aspecto fantasmagórico que me provoca escalofríos.
-Arriba se encuentra la puerta de la sala de los oráculos. No te demores: ya habrá empezado la reunión.
Asciendo por una escalera de caracol con peldaños que se desprenden. Al mirar hacia abajo el vértigo me domina. Cada vez me encuentro a mayor altura y no encuentro el final. La muerte me respira, el aire se corrompe. Una vez la escalera concluye, me encuentro en la zona más alta. No hay tejado, pero sí algunas paredes y un marco con forma de puerta, levantado con piedras. Magnificas ruinas para envolver de misterio el terror que siento. Las estrellas intensifican el efecto. Intuyo un halo de energía sobre el marco. Al aproximarme para inspeccionarlo descubro que se trata de una puerta mágica, que al cruzarla debe conducir a otro lugar.
Respiro repetidas veces intentando tranquilizarme, antes de cruzarla.