Una patrulla de caballeros viene al poblado buscándome.
-¿Qué ocurre? -les pregunto.
-El conde solicita hablar contigo.
-Bien. ¿Dónde se encuentra?
-En una de nuestras fabulosas trampas. -y se ríen.
Enseguida monto en mi caballo y con la patrulla nos dirigimos hacia donde se encuentra el conde.
Al llegar observo como su caballo se encuentra malherido y ambos encerrados en un foso.
-¡Sacarlos de ahí inmediatamente! -ordeno.
Una vez consiguen rescatarlos, el conde se dirige hacia mí.
-Vengo en son de paz. -pronuncia levantando las manos.
-¡Registrarlo!
Al comprobar que no lleva una sola arma encima, hago un gesto para que nos dejen solos.
-¿Qué desea?
-El nuevo rey nos ha dejado en una situación muy comprometida -se lamenta-. Hemos creado una Liga anti-tiranía para superar las adversidades, pero necesitamos materiales de los que vosotros disponéis de sobra.
-¿Qué nos ofrecéis a cambio?
-Un intercambio. Una cantidad de producto por otra. Sin engaños.
-Debéis estar de broma. ¡Nosotros tenemos cuanto deseamos! Si algo necesitamos… lo cogemos.