Galopo hacia el Reino de Elfas, donde mis antiguos caballeros encontraron al grupo de Los Mártires del Oráculo. Vengo en misión especial, encomendada por Saúl, para negociar con el movimiento. Aunque fui deshonrado, soy la persona más cercana a ellos y la única con posibilidades reales de encontrarlos sin sufrir un brutal ataque.
Una vez supero mis tierras, al avanzar varios kilómetros, caigo sobre un foso oculto entre la vegetación. Mi caballo se lástima una pata. Intento salir, pero no puedo: he caído ha demasiada profundidad.
En un par de horas, una patrulla de caballeros se aproxima.
-¿Qué hace ahí, conde?
-Necesito hablar con Kerwin.
-Está bien. Vamos a llamarlo. Espérese ahí. -y se alejan al trote.
¿Es una broma? ¡Si no puedo salir!
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la primera novela de la trilogía, El enigma de los dioses.