238 Jonhy

Cuando llegamos a Polvankar dejamos la nave cerca del asentamiento y, tras colocarnos los equipos para no respirar el virus-g, bajamos. Caminamos hacia donde se encuentran las moradas, que consisten en un montón de tiendas bien asentadas. Los anfitriones nos esperan con una gran sonrisa. Curiosamente no utilizan ningún tipo de protección al respirar.

-Bienvenidos a Polvankar. Debéis tener hambre.

Sí, responden algunos de los soldados de mis tropas. Acto seguido, los extraños anfitriones pronuncian unas palabras en un idioma incomprensible y aparece flotando un plato con la comida típica de Tatensul.

-¿Cuántos queréis? -nos preguntan.

La mitad de mis hombres acceden a cenar de la magia, pero la otra mitad, donde me incluyo, cogemos el abastecimiento cargado en el vehículo. Al cabo de un rato nos encontramos todos comiendo, rodeando varios fuegos. La temperatura todavía no es cálida, por lo que se agradece el calor de las llamas.

-Os damos las gracias por ayudarnos a acabar con los gull’s. Nuestras artes son muy efectivas a distancia, pero en el cuerpo a cuerpo nos vemos superados con facilidad.

Descubro con asombro, que los magos evitan mirar el Bosque Negro. Pensaba que era un conjuro realizado por ellos, pero ya veo que no.

-Hablarnos de vuestras costumbres. -propone uno de mis hombres.

-¿Qué queréis saber?

Continúa leyendo 239 Krhisten; la primera crónica, o visita el índice de Los reinos del sur,
la primera novela de la trilogía, El enigma de los dioses.
  Angelus LLC: Servicios digitales para webmasters

Deja un comentario

Completa la siguiente suma *