-¿Cómo está la situación? -pregunta Sigan.
-Los ejércitos han abandonado los Reinos del Sur. El abastecimiento se ve limitado por la falta de seguridad. Las reseras… se acaban.
Sigan me mira, incrédulo.
-¿Qué ha ocurrido con las minas?
-El movimiento revolucionario llamado Los Mártires del Oráculo, ha conquistado las minas. Mientras contábamos con la Vieja Guardia controlábamos la producción, pero al disolverse lo hemos perdido todo.
La tensión recorre cada rostro, intentando aportar soluciones eficaces.
-No está todo perdido… el material está en manos de ese movimiento. Podríamos recuperarlo.
-¿Cómo? -respondo dolido- Son los supervivientes del holocausto en los suburbios. Nosotros los dejamos a su suerte cuando nos aportaban un porcentaje de su producción a cambio de nuestra protección. Se han organizado y son muy poderosos. ¡Jamás nos perdonarán por nuestra negligencia criminal!
Sigan se mantiene inmóvil durante un tiempo, con las manos sobre las sienes.
-¿Cuál es el material que con más urgencia precisamos?
-El carbón, sin duda. Carim lo utiliza para crear energía. Una de las aplicaciones de la energía, es el buen funcionamiento de las cúpulas. Si continuamos consumiendo las reservas a este ritmo, en un par de semanas la sucursal no podrá llenar los contenedores… para su traslado.
-Entiendo -se levanta Sigan-. ¿Los Mártires del Oráculo cuenta con este material?
-Supongo que sí… -quedo pensativo- Era una de nuestras extracciones. ¿Qué insinúas?
-Creo que la única solución que nos queda es negociar con ellos.
La discusión se levanta por todo lo alto.
-¿Con esos salvajes? ¿Qué podemos ofrecerles que necesiten?
-Medicinas.
-Si roban cuando las necesitan.
-Entonces un pacto oficial, que los exima del vandalismo.