-¿Como marchan los preparativos? -me pregunta Ariel.
-Bien. Ahora controlamos cuatro de los cinco reinos. Sin embargo, los hombres se muestran temerosos de ocupar el Reino de Frangul. Simón inspira temor.
Da unos pasos hacia delante, observando el basto horizonte que pronto se convertirá en el terreno de batalla.
-¿Y las minas?
-Controlamos todas las minas de las Montañas Elfas. Cuando llegamos, sólo un par de soldados vigilaban a los trabajadores. Fue fácil desarmarlos y devolverlos a su lugar. Los esclavos obtenidos suman un buen número de miembros a nuestro movimiento. No todos lucharán, pero el trabajo que aportarán será muy productivo.
Ariel piensa en mis palabras.
-Acaban de terminar los estandartes. -me informa orgulloso.
Nos acercamos al telar donde cientos banderas clavadas en largos palos, llenan el taller.
Los Mártires del Oráculo se lee en el centro de un un Sol lleno de misterio.
-¡Fantástico! Quiero en todas las patrullas a un portador desarmado. Y venir…
Cojo una bandera y cabalgo al centro del campamento.
-Ya no tenemos que escondernos -reafirmo mis palabras clavando la bandera a la vista de todos-. Clavar una bandera en cada campamento -y sonrío-. Ahora somos poderosos y nos podemos defender.