-Nosotros seremos en todo momento los que tomaremos las decisiones -nos habla Sir refiriéndose a un grupo selecto de diez capitanes, entre los que destacan Goor, Dick, Josef y él mismo-. Tenemos que cumplir en todo momento las ordenes del rey, pero podemos elegir la mejor estrategia que consideremos, tanto ahora como en plena batalla.
Asentimos.
-Bien -continúa-. Partiremos en un par de días, y tomaremos el camino del Reino de Rasel. Haremos una única parada en los asentamientos de Polvankar, Mibil y Teatux -ahora sonríe-, donde nuestros anfitriones nos invitarán a un importante banquete. Al día siguiente emprenderemos de nuevo el viaje, y no pararemos hasta arrasar Zulús con nuestro poderoso armamento. La cueva donde se esconden los gull»s debe quedar completamente ocultada entre los escombros. Una vez lo logremos, regresaremos sin demora a nuestro territorio. No debemos tardar mucho más de un par de jornadas. ¿Alguna duda?
Nadie responde. La misión queda perfectamente clara.
-Para cualquier contratiempo, los diez hombres que estamos aquí, antes de tomar una decisión, deberá consultar. En todo momento estaremos comunicados. Cada vehículo cuenta con su propia centralita de telecomunicaciones, además de lo mencionado. El número total de prototipos será de diez, uno por cada uno de los que estamos aquí presentes, pero su gran capacidad de transporte nos permite llevar a todo el ejército, por si surgen dificultades al intentar destruir el escondite de los gull’s y a ellos mismos. Aunque estén arrinconados y vencidos, cuentan una supervivencia instintiva, que nos dificultará nuestra tarea. La misión no será cumplida con éxito si no destruímos completamente la especie.
Cualquier duda queda completamente resuelta con este último bloque de información.
-Ahora os asignaré vuestras tropas.