Entro en una sala donde se encuentran todos los miembros del Consejo y algunos señores de renombre.
-Estamos aquí para rememorar a Darío -pronuncia Goor indeciso- y proponer una alternativa valida para su reinado.
-Creíamos que ya estaba todo decidido. -pronuncia Sigan refiriéndose a las elecciones de dentro de una semana.
-¡Las elecciones quedan canceladas! Sigan… ¿Cuál es el protocolo?
Sigan lo observa, dubitativo.
-Si la persona que gobierna muere sin que surja otro rey -recita de memoria-, Hijo de un dios, el elegido para sentarse en el trono será la que obtenga más votos en unas elecciones extraordinarias únicas.
Entonces Goor se pone en pie y con estas palabras cambia el destino:
-Os presento a Simón, Hijo del dios de la guerra y heredero al trono.
De entre las sombras aparece un joven de unos 15 años, oculto tras una capucha. Cuando se quita la capucha, aparece una hermosa melena roja. Tiene la misma edad que cuando comenzó a reinar Darío, según tengo entendido.
Todos, sin excepción, se inclinan para mostrar cortesía al nuevo rey.
-No os confundáis por mi corta edad -pronuncia el recién llegado-, es para gozar de un largo mandato. Lo importante no es mi cuerpo, sino la sabiduría que albergo en mi interior.
Nadie rechaza las palabras Simón, Hijo del dios de la guerra.