Galopo junto a más de mil hombres hacia Tropolis.
La ciudad experimental es un terreno situado en las puertas de la ciudadela, rodeado por una pequeña muralla. La muralla es vigilada por cientos de centinelas, con la mirada perdida en el horizonte.
-Esto será más difícil de lo que esperábamos.
-¿Cómo lo vamos a conseguir? -me pregunta un caballero.
Mi voz suena firme:
-Tenemos que descubrir los defectos en la defensa y abordar por ahí.
Nos internamos una vez más en la clarividencia. Cuando un gran número de esclavos es capturado, la mitad de la vigilancia abandona su puesto para fortalecer la entrada. Ahí descuidan las murallas. Entonces, utilizando los láseres robados, matamos aquellos que se encuentren vigilando la zona por donde nos adentramos. Unos pocos de nuestros hombres ascenderán con cuerdas y espadas, para acabar con los centinelas por sorpresa.
Decidimos tomar esta estrategia.
-Mañana doblaremos el número de nuestro ejército. Pronto, seremos la autoridad más poderosa de los Reinos del Sur. Entonces, nos deberán respeto. ¡Por los caídos!
Y todos levantan sus espadas, para chocarlas en el cielo con la mía y gritar justicia.
