Regreso a las mazmorras del Castillo Real, donde un hombre de confianza del propio rey me espera, custodiando a Simón.
-Puedes volver, Joel.
-Has tardado demasiado. Se preguntarán donde he estado.
–Álex tiene una coartada para ti.
Finalmente Joel se marcha, dejándome a solas con mi futuro cuerpo.
-¿Me has echado de menos? -le susurro en el oído.
-¡Ojalá te pudras! -me habla con desprecio y me lanza un escupitajo.
La sustancia me traspasa y cae al suelo, detrás de mí.
-Ya me pudrí hace tiempo. Por eso estoy aquí.
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la primera novela de la trilogía, El enigma de los dioses.