-¿Qué estará pasando? -preguntan los hombres inquietos.
Muchos hablan de ir a buscarlos. Piensan que Kerwin ha fallado. Entre Efrén y Lumi los convencen para que aguanten más tiempo.
Después de muchas horas de espera, aparecen por el horizonte una inmensa patrulla.
-¡Los caballeros! -gritan aterrorizados- ¡Nos han encontrado!
Tratamos de huir, pero no nos da tiempo. Nos alcanzan de inmediato. Sin embargo, en vez de preguntarnos quiénes somos y qué hacemos en las tierras del conde, nos saludan amistosos.
Detrás de uno de los jinetes, baja Kerwin malherido.
-¿Qué ha ocurrido? -grito horrorizada al ver la gravedad de las heridas.
Detrás de los otros jinetes se encuentran los hombres del grupo de Ariel, y el propio Ariel.
-Estos magníficos caballeros han decidido unirse a nuestro movimiento.
Todos miramos con admiración a nuestro héroe.
-Siento haber dudado de ti. -se disculpa el hombre que había asegurado que nos abandonarían cuando recuperásemos al grupo capturado.
-No te lamentes. Tenemos aun mucho trabajo que hacer.
-Pero antes -le digo preocupada-, déjame que te cure las heridas.