128 Kerwin

Durante la comida hablamos cordialmente. Parece ser que hay más habitantes en el pueblo y nuestros anfitriones saben donde encontrarlos. El anciano se llama Efrén y cuenta con muchos amigos que pueden aliviar su curiosidad sin necesidad de recurrir a la clarividencia. La anciana se llama Agnes. Tiene una gran virtud: prudencia y paciencia. Mientras su marido se marchaba lejos a hablar con sus amigos, ella esperaba en la casa preparando la comida y no se preguntaba nada hasta que regresaba Efrén. Así han conseguido sobrevivir. Aun así la pareja se encuentra muy debilitada. No podrían haber aguantado mucho más. Cada vez la curiosidad les invade más y los amigos que la aliviaban caen uno a uno, teniendo que recorrer más camino para satisfacerla. Además la comida almacenada en el silo es escasa y tienen que racionarla prudentemente. Los soldados llegaron al pueblo antes de que hubieran rumores de locura y muerte, y se llevaron la mayor parte de las provisiones.

-No os preocupéis: nosotros sabemos como conseguir recursos.

Temen, más que a la muerte, al fin del mundo. Han vivido en pesadillas el cumplimiento de las profecías y piensan que no hay horror más grande. Por eso se muestran recelosos.

Al contarme los últimas visiones, extrañamente, siento como las recuerdo. En el fondo de mi consciencia también las he vivido. Aunque hayamos tomado los medicamentos, una pequeña parte de nosotros sigue sensible al efecto del virus. La proporción es tan débil que no nos provocará daño alguno sobre nuestros cuerpos, pero sí nos permite acceder a la información filtrada uniendo nuestras mentes. Entiendo, que cuantos más seamos intentándolo, mayor será la claridad de las revelaciones.

-Creo que deberías avisar a nuestros vecinos -la voz de Agnes suena firme.

-La mayor parte han muerto ya. Algunos aun sobreviven y puedo llamarlos para que se unan a vuestra campaña. ¡Vosotros les daréis esperanza! -tras una pausa, continúa-. Después puedo hacer una visita a mis amigos… espero que aun vivan. La última vez que los vi, hará una semana, estaban resignados con la muerte. Son hombres valientes y os aportarían gran ayuda.

Continúa leyendo 129 Jonhy; la primera crónica, o visita el índice de Los reinos del sur,
la primera novela de la trilogía, El enigma de los dioses.
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