Viaje mental: El verdadero propósito

Este es el último capítulo de Viaje mental, una historia corta escrita por mí. A continuación podéis leer el final de esta aventura.

Al día siguiente, Elial y Zoraida permanecían tranquilamente dormidos. A las 10, sonó el despertador y Zoraida se levantó rápidamente, mientras que Elial aun dormía. Tras ducharse y vestirse, salió silenciosamente de su casa, como si no quisiera que Elial se diese cuenta. Con su coche, se dirigió lentamente hacia el mismo lugar, la misma calle desierta, donde Bruno retó a Elial, pero a diferencia de aquella vez, Bruno no se encontraba allí, solo Zoraida con su coche, lo aparcó en una esquina y se sentó en el centro de la carretera, a esperar. Tras unos instantes, apareció el mismo Bruno. En un año, ambos no habían cambiado nada.

Bruno, pensando que Elial murió, logró ponerse en contacto con Zoraida para realizar la última batalla a muerte, justo en el mismo sitio donde perdió contra Elial. Su último objetivo era Zoraida y haría cualquier cosa para asesinarla. Tranquilamente, ella se levantó, miró con una sonrisa a Bruno y le dijo.

Zoraida: Vaya vaya, así que has venido a firmar tu sentencia de muerte.

Bruno: ¿Mi sentencia de muerte? He venido para hacerte pagar por haberme quitado aquel maletín. Por tu culpa, no he podido ayudar a mis seres queridos y vas a recibir tu castigo. Sin embargo, eres mujer, razón por la que no pienso pelear contigo, tu muerte va a ser rápida.

Zoraida, tras escuchar eso, se le encendió la mirada, adoptó un rostro serio, y sin pensarlo dos veces, le dio una patada con su tacón en el pecho de Bruno. El joven dejó escapar pequeños gemidos de dolor acompañados de sangre, claramente fue un golpe que le dolió bastante. Zoraida volvió a sonreír, se quitó los tacones y susurró a Bruno lo siguiente.

Zoraida: ¿Te crees que por ser mujer soy más débil? Debería cerrar esa enorme boca que tienes. Escucha, detesto que en una batalla, no se me trate igual por ser más «débil» que un hombre. Muchas mujeres pensamos eso, aunque haya muchas descerebradas con una mentalidad diferente. Además, tu eres todavía un niño, te faltan más años de experiencia para superarme. ¡Ahora levanta y pelea o muere!

Bruno: (Hacia si mismo) Dios santo, no me esperaba que esta mujer fuera tan fuerte. Deja de cumplir las normas por una vez y golpéala sin piedad cuerpo.

Bruno se levantó, aun jadeando, corrió hasta la posición de Zoraida al grito de:

Bruno: ¡Personas como tú no deben existir!

Bruno intentaba atacar a Zoraida, pero esta esquivaba todos los golpes con suma facilidad. En un golpe directo ejecutado y fallado por Bruno, Zoraida aprovechó que bajo la guardia para golpearle certeramente con el codo en la mandíbula. Estuvo repitiendo el proceso durante 20 largos segundos, a toda velocidad, tras terminar, le propinó un lowkick izquierdo y un directo derecho, y acto seguido, lo tiró al suelo con su propia fuerza. Zoraida retrocedió, mientras que Bruno solo se retorcía de dolor.

Zoraida: Vamos, si piensas que los hombres son más fuertes que las mujeres sin motivo razonable, ¡Demuéstralo!

El joven, en lugar de volver a levantarse, cayó al suelo, con los brazos totalmente estirados hacia los lados. La corrupta, al considerarlo una burla, de un momento a otro se enojó completamente y se dirigió hacia Bruno. Cuando estaba lo suficientemente cerca, aprovechando su flexibilidad, el joven levantó las piernas para darle una doble patada a Zoraida. Fue un golpe directo, que la hizo retroceder y caerse, entonces Bruno se levantó, aun dolorido por los golpes, pero su dolor no era más grande que su deseo de matar a su objetivo, por lo que sacó una navaja la cual estaba en su bolsillo.

Zoraida: (riéndose) El viejo truco de engañar a tu oponente, antiguo pero efectivo. ¿Y ahora pretendes matarme con una navaja? adelante niño, trata de hacerlo si es que puedes.

Bruno, dispuesto a matarla, apuntó con su navaja a la lengua de Zoraida. Sin embargo, solo llego a cortarle un poco la camiseta ya que lo esquivó. Aprovechando eso, agarró uno de sus tacones y se lo clavó a Bruno en el brazo y este se retorcía del dolor, intentaba quitarse el tacón pero no podía, estaba totalmente clavado. Zoraida se acercó hacia él lentamente, a la par que le decía.

Zoraida: Vaya pelea más decepcionante me has dado, niño. De esta forma, aprenderás a no enfrentarte nunca a mí, a una mujer. Una mujer puede derrotar perfectamente a un hombre en una pelea y viceversa. Lo acabas de comprobar tu. En fin, tu juego acaba aquí, para tu suerte, el tacón no te ha hecho una herida de mucha gravedad. No morirás desangrado. ¡Agh!

Zoraida había sido golpeada por Fayna. Ella intentó devolverle el golpe, pero solo consiguió alejarla, hasta que se dio cuenta que era Fayna.

Zoraida: ¡Fayna! Vaya, cuanto tiempo, ¡jajajaja!

Fayna: Yo en tu lugar no me reiría Zoraida, tal vez hayamos estado entrenando juntas, pero hace 6 meses me enteré que eras la misma sucia rata que era Elial, no me lo podía esperar de ti. Dado que no pude matarle a él, entonces te mataré a ti, de todas formas no habrá mucha diferencia.

Ambas comenzaron a luchar y no era nada parecido a la pelea anterior. Era una lucha muy igualada. Ninguna de las dos caía, ninguna de las dos ganaba. Fayna intentó darle la misma patada que usó contra Elial, y dio justo en el blanco. Zoraida cayó de rodillas y desde la posición en la que estaba, trató de coger a Fayna por las piernas y hacerla caer, mas Fayna tenía un buen reflejo. Justo en el momento que Zoraida se lanzó hacia sus piernas, Fayna las llevó hacia el aire, esquivando la embestida y cayendo encima de su enemiga. La política, con una gran fuerza, logró levantarse, quitándose a Fayna de encima.

Mientras, Bruno, poco a poco perdía el control por no poder luchar en condiciones con Zoraida, como Fayna lo hacía. Tras enfadarse por completo, golpeó por la espalda a Fayna, y acto seguido, se lanzó literalmente hacia Zoraida, pero su dolor no cesó y se detuvo, quejándose aun del dolor. La corrupta estrangulándolo, lo dejo tirado en una esquina y le grito.

Zoraida: ¡Después me ocuparé de ti, por ahora se un buen niño y no te muevas de ahí!

Al girarse, vio a Fayna con un hacha y al igual que Bruno, perdió el control de si misma. Ella solo quería venganza. Ya no pensaba en como atacar, no pensaba en estrategias, solo pensaba en asesinar, en despedazar. Para su mala suerte, la furia la había hecho muy torpe, y antes de que pudiera atacar con el hacha a Zoraida, esta la tiró al suelo con un simple empujón para después quitarle el hacha que poseía haciendo que se caiga también. Fayna al caer, se golpeó la cabeza con el suelo. Debido al golpe, no pudo levantarse, de manera que Zoraida tuvo el tiempo suficiente para coger el hacha.

Tras tener el hacha en su posesión, saltó encima de su rival, pisando sus dos manos para que no pudiera defender la mitad de su cuerpo.

Zoraida: Maldita sea, no puedo creer que hayas caído a su nivel Fayna. ¿Cómo has podido caer tan bajo por un miserable golpe!

Fayna: ¡No me importa el golpe, lo que no toleraré es que ese novato me quite a mi presa!

Zoraida: En primer lugar, deberías estar más frustrada por el hecho de que morirás por culpa de ese novato. En segundo lugar, juntas hemos aprendido que el auto control es una de las claves de la victoria, y al no tener esa clave, estás condenada a perder. Y por último lugar, ese niño me es necesario para algo que tengo en mente. Tu misma lo dices, nada es casualidad ¿Verdad? No es casualidad que hayas sido derrotada por Elial, no es casualidad que nosotros dos trabajemos para ayudar a España, no es casualidad que Elial estuviera en coma, no es casualidad el hecho de que estés tu aquí, a punto de morir, no es casualidad. (carcajadas)

Dicho esto, Zoraida cortó por la mitad a Fayna. Ella no podía parar de gritar, de escupir y echar continuamente sangre, mientras maldecía a Zoraida por haber existido, mientras que la política no se inmutaba ante el dolor que Fayna sentía.

Zoraida: Hasta aquí has llegado, debiste haber seguido mi ejemplo y nada de esto hubiera pasado. Si te hubieras convertido en política, te habrías convertido en mi mano derecha y juntas, como amigas y colegas, habríamos alcanzado mucho más poder del que tengo ahora. Diría que siento tristeza por tu muerte, pero mentiría. ¿Quién necesita amigas teniendo poder? El poder lo es todo en la actualidad y tu no has sido capaz de averiguarlo y como consecuencia morirás. Adios, «amiga».

No se molestó en cortar su cabeza para que no sufriera, simplemente dejó que se desangrara y llorara por todo lo que Zoraida le confesó, pero no tardo mucho en morir.

A continuación, Zoraida se acercó a Bruno. Como última esperanza, este tenía una pistola en su otro bolsillo. Bruno disparó a Zoraida pensando que sería su fin, pero ella utilizó el hacha para golpear la pistola y así, desviar el disparo hacia la cabeza del cadáver de Fayna. Logró que soltara la pistola. Zoraida tiró el hacha al suelo, la rompió y obtuvo la pistola.

En definitiva, la ganadora de la batalla a muerte era evidente. Lo que imaginaba Bruno fue diferente a lo que pasó: Zoraida, en vez de acabar con él sin contemplaciones, le apuntó con la pistola y comenzó a hablar con una sonrisa de triunfadora.

Zoraida: Esto se ha acabado. Has desperdiciado tu oportunidad de vivir, pena de ti. Al igual que Fayna, morirás como inútil que eres. Pero antes de morir.

Bruno: Antes de morir…

Zoraida: Antes de morir debes hacerme un favor, quieras o no quieras

Bruno: ¡¿Un favor?!

Zoraida: Y yo podría compensarte por ese favor. Ese favor es algo que queremos realizar ambos. Así que escucha bien Bruno: Elial sigue vivo y quiero deshacerme de él, ya no lo necesito. Quiero que me ayudes a matarlo, ya que yo sola no podré. Hace tiempo le hablé de un código que me permitía acceder a todas las cuentas bancarias de aquellos que robaron al pueblo. Para que mordiera el anzuelo, le dije que el código lo tendría en mi despacho cuando me hiciera con él, pero ese código que deje era falso. El verdadero lo tengo yo, seguro que habrá caído. A cambio de que me ayudes, recuperaré todo aquel dinero que mis compañeros, incluyendo a Elial, os robaron, y además, te perdonaré la vida y serás alguien extremadamente rico. (pensando) Estoy segura de que aceptará, nadie es más poderoso que el dinero, jajajajaja.

Bruno: (sonriendo lentamente) Preferiría morir antes que hacerte un favor a mi, aunque me beneficie por igual. No tienes ni idea Zoraida. Elial y tu seréis torturados y asesinados como la escoria que sois. Te recomendaría que te suicidaras justo en este momento. Dentro de poco os pudriréis en la cárcel  y os observaré con una sonrisa desde el cielo cuando me mates.

Zoraida: ¡CIERRA LA BOCA, MALDITO NIÑO!

Zoraida disparó, pero aquel disparo era una simple bala de fogueo.

Bruno: (riéndose) a diferencia de Elial, tu careces de inteligencia. Mírate, tu estupidez es tal que no has llegado a saber que eran balas de fogueo. Aquí la única que da lástima eres tu. Ojalá este vivo para presenciar…

Zoraida: ¡HAY MAS FORMAS DE UTILIZAR UN ARMA SIN BALAS!

Zoraida le agarró el pelo y puso la pistola pegada a la oreja. Después, volvió a disparar 3 veces. Debido al ruido que hacía la pistola, Bruno recibió un gran dolor en los tímpanos, hasta quedarse sordo sin más.

Zoraida: ¡No perderé mas tiempo contigo, muérete medio sordo y desangrado, tal y como mereces, no tiene sentido estar aquí!

Elial: ¡Me temo que no puedo dejarte marchar, «querida»! Parece ser que has comenzado la masacre.

Zoraida: ¡Tú! (riéndose) ¿Creías que confiaría en ti? Eres más tonto de lo que pensaba.

Elial. Pronto la policía irá a por ti.

Elial: Eso no pasará Zoraida, tal vez me hayas engañado, pero eso no significa que has ganado el juego. Después de todo, aquí y ahora se hará el jaque mate definitivo.

Zoraida: Sus esfuerzos por ganar la jugada han sido en vano. Yo he ganado el juego. Jamás creerán a un cretino como tu. Antes de que te atrapen, te mataré con mis propias manos. Y cuando te mate, con este gran código, me iré de este asqueroso lugar para siempre. Tu hora se acerca Elial y ni Dios ni Satanás te ayudarán.

Elial, como si estuviera a punto de morir, recordó todo lo que pasó antes de llegar hasta donde está ahora. Furioso, tomó el hacha y la lanzó contra el suelo, rompiéndola al instante.

Elial: ¡Pues bien, si tan segura estas de tu victoria, VEN Y LUCHA CONTRA MÍ!

Dicho esto, comenzaron la pelea final. La rapidez de ambos oponentes era impresionante. Zoraida, en un ataque rápido, golpeó repetidas veces en la barriga a Elial, el cual vio la oportunidad de retroceder y darle una patada justo en la cabeza, su idea se ejecutó a la perfección y le atizó un gran golpe. Para responder, Zoraida ejecutó la misma patada, pero Elial la esquivó y la golpeó en la pierna para que le diera un calambre y desde ese momento, Elial tomó la ventaja: golpeaba y golpeaba a Zoraida, hasta que le dio un puñetazo en la barbilla. Esto provocó que Zoraida se mordiera la lengua, haciéndola sufrir bastante por un momento. Zoraida esquivó por poco una patada directa a la espinilla de Elial. Se alejó varios metros de él mientras soltaba varios jadeos provocados por el dolor de morderse la lengua.

Elial: Llevas por ahora las de perder querida, yo no dejaré que una miserable como tu me mate.

Zoraida: ¿De verdad piensas que por haber tomado la ventaja vas a ganarme? ¿Recuerdas que solía utilizar los tacones para pelear?

Elial: Sí, lo recuerdo, y déjame decirte que son armas muy absurdas.

Zoraida: Si no las sabes usar correctamente, si lo son, pero con la fuerza suficiente puedo hacer que la estupidez que tiene se elimine.

Zoraida cogió otro de sus tacones y lo utilizo para atacar a Elial, este se protegió pensando que no lo lastimaría. Sin embargo, la punta del tacón fue clavada en su puño. Jamás se imagino que le fuera a hacer daño ni mucho menos pensó que podía utilizarse como un cuchillo. Elial observó su mano cubierta de su propia sangre, junto con un pequeño agujero provocado por el tacón.

Zoraida: ¿Sigues pensando que es absurdo?

Elial no dijo nada, solo trató de golpear el tacón y quitárselo de la mano, pero evitó el golpe y esta vez, lo clavo en el vientre de su novio. Esta vez fue Zoraida quien había tomado la delantera. Sacó su otro tacón del brazo del inconsciente Bruno y atacaba con ellos todo el rato. Continuó hiriéndolo hasta que cayó al suelo.

Zoraida: Te lo dije, yo misma seré la que te mate y me quedaré con todo lo que tengas.

Felix: ¡Zoraida espera, Elial nos ha engañado a los dos!

Zoraida dirigió su mirada hacia Felix, se acercó a el y le dijo sonriendo.

Zoraida: Engañarme a mí… Eres muy ingenuo Felix, tu habías sido engañado por él y ahora, soy yo quien lo engaña a e…

Zoraida paró de hablar, pues había un montón de oficiales, rodeándola.

Agente: Bien, Zoraida, parece que nos ha dado una evidencia más de su incumplimiento con su reglamento. En otros trabajos, simplemente habría sido despedida, pero ocupando el puesto de alcaldesa, merece usted estar en chirona el resto de su vida.

No podía escapar por ningún lado. Sin que ella se diera cuenta, uno de los policías le disparó con una pistola eléctrica, dejándola inmovilizada y sin posibilidad de defenderse. El policía que le disparó no tardó en arrestarla.

Agente: ¡Ahora a la cárcel!

Felix: ¡Esperen, ella no es la única corrupta aquí, atrapad a Elial, él es el peor entre todos!

Agente: Por eso no debe preocuparse, señor ministro, Elial también será arrestado.

Agente 2: ¡Señor, Elial se ha escapado!

Felix: ¡Imbéciles, no sabéis hacer nada bien, ¿A que esperáis? id a por él ya!

Agente: (golpeando a Felix) Debería tenernos más respeto, claro que iremos a por él, y a usted le aumentaremos la condena.

Otro de los policías logró localizar a Elial. No se había ido muy lejos, pues estaba abriendo el coche de Zoraida, se subió en él y comenzó su huida. Todos los agentes subieron a sus respectivos coches, pidiendo refuerzos  para atraparlo. Elial no tenía como objetivo ir al ayuntamiento, él quería ir al respectivo teatro de Valladolid, al teatro Calderón. Aceleró lo más que pudo sabiendo que no lo tendría nada fácil para llegar, ya que los oficiales disparaban el coche. Los cristales empezaban a romperse, al igual que las esperanzas de Elial por llegar a su destino.

Zoraida: ¡A la rueda, dispara a la rueda, que no escape!

Recibió un disparó en una de las ruedas traseras del coche, empezando a perder el control del mismo.

Elial: ¡No, esto no puede acabar así, no quería llegar a esto, pero tendré que disparar también. Gracias querida por la pistola que has dejado en tu coche.

Elial disparó a las ruedas de un coche, haciendo que este estalle en pedazos, junto al policía que lo conducía. El humo negro del coche hizo que gran parte de ellos se pararan para no tener el mismo resultado, facilitando la huida. El coche, debido a la falta de una rueda, iba directa hacia la pared y no había posibilidad de cambiar el rumbo. Intentó abrir la puerta para saltar del coche, pero no lo logró, estaba atrapado totalmente.

Agente: ¡No, escapará de la explosión!

Zoraida: No lo creo, mi coche cierra las puertas automáticamente una vez que enciendas el motor y para abrirlas de nuevo, debes tener las llaves. ¡Elial, es tu fin, muere de una vez!

A Elial no le quedó mas opción, que saltar por la ventanilla rota del coche. Se clavó muchísimos cristales de un tamaño no muy grande, pero logró salir.

Elial se encontraba demasiado herido, sin embargo, no se daba por vencido. Corría hacia su destino, situado justo en su frente. Uno de los policías llegó con rapidez a la entrada del teatro. Al corrupto no le quedó más opción que acabar con su vida con un disparo en la cabeza. Logró entrar con éxito al teatro. Empujaba a la multitud para llegar al escenario, aun tapado con el telón. Todos aquellos policías que lo perseguían entraron en la sala y lo rodearon apuntándolo con sus armas.

Agente: Se acabó Elial, no tiene escapatoria. ¡Ríndase!

Elial dijo sonriendo.

Elial: Me rendí hace mucho tiempo, sin embargo, el momento en el que me entregaría vendría después de mis palabras ¡Atención, población de Valladolid! Mi nombre es Elial, aquel corrupto despreciable en el que me he convertido y en el que me arrepiento ahora de haber sido. Se que no merezco el perdón de nadie, y ojalá que nunca me perdonéis. Pero quiero pediros perdón por todo el mal que os he causado. Ahora me doy cuenta de todo por lo que habéis pasado. ¡Dejad caer el telón!

Se abrió el telón y se mostró gran cantidades de maletines con muchísimos billetes.

Elial: Se que pensáis que todo este dinero os lo he robado yo, pero no. Todo este dinero es todo lo robado por todos los políticos de España. Todo vuestro dinero robado. Lo conseguí de la siguiente manera: A través de mis recuerdos, fui consciente del monstruo en el que me convertí. Por eso cuando desperté de un estado de coma, pensé en fingir el comportamiento que había tenido siempre para que nadie sospechara. El plan consistía en que robaría un código con el que podía robar dinero a todas las cuentas bancarias de todos los políticos. Ese código lo poseía la alcaldesa Zoraida y yo estaba enterado de ello. Sabiendo que me tendería una trampa, cuando se fue a dormir, robé el verdadero código de su bolsillo y fui al banco a sacar todo el dinero que os robamos, le metí otra vez el código en el bolsillo para que no se diera cuenta. Después, pagué a un muchacho llamado Bruno para que llamara a la policía y le contase todos aquellos delitos que cometimos Zoraida, yo y el ministro Felix, quien también estaba enterado de esto. Mi intención era vengarme de Zoraida por haberme hecho el monstruo que soy ahora. Y si, quería que me detuviesen a mi también. Me enfrenté a mi propia novia para no levantar sospechas y fui perseguido por la policía hasta llegar aquí. Antes de cumplir sentencia, me gustaría hacer reparto entre todos los ciudadanos de España el dinero que os corresponde. Papá, mamá, se que estáis aquí, (llorando) perdonadme por ser tan cabezota y tan estúpido, con vuestro perdón podré retirarme a la cárcel tranquilamente.

Néstor: (llorando) No importa que tan malvado seas, nosotros te quisimos, te queremos y siempre te querremos. ¡No lo olvides nunca hijo!

Lola: ¡Hasta el día de nuestra muerte, estaremos siempre a tu lado, incluso si estas en la cárcel. Elial ¡Te quiero!

Todos se emocionaron ante tal escena.

Zoraida: ¿Crees que por ser ñoño conseguirás algo puerco sin cerebro? Espero estar presente a la hora de tu muerte Elial.

Elial, ignorándola le pidió al policía

Elial: Ahora agente, cumpla con su deber y arrest…

Elial, tras tantos esfuerzos y heridas cayó desmayado. Efectivamente, fue detenido y llevado a prisión por un largo larguísimo tiempo, aunque en los primeros meses, permaneció en el hospital de la cárcel. Lola y Néstor le visitaban continuamente, el dinero, como bien dijo Elial fue devuelto a los ciudadanos, el código se acabó borrando y nadie supo más del código. Elial tras salir de la cárcel, vendió todas sus pertenencias y pasó el resto de su vida en la calle como un vagabundo más, pero él era feliz, mientras que Zoraida jamás se arrepintió de sus actos y juraba venganza contra Elial una y otra vez, sin embargo, su venganza era impedida por su estancia permanente en la cárcel. Bruno sobrevivió a la masacre de Zoraida y simplemente, se dedicaba a trabajar en una simple tienda de alimentos. En fin, una vida normal y corriente.

Mientras tanto en el paraíso…

Tiffany: Mi señor ¿Sabía usted que Elial iba a hacer tal cosa?

Dios: Sinceramente no, no soy omnipotente como todos piensan, pero después de todo, eres tu la que le ha salvado la vida dos veces Tiffany, eres la que me aumentó la fe en la humanidad y te estoy agradecido. No se gana el cielo quien cree en mi, sino quien se esfuerza por hacer el bien, sin importar si es cristiano, musulmán, budista o judío. Por cierto, una última pregunta

Tiffany: Dime.

Dios: ¿Crees que las personas podrán ser así algún día?

Fin…

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