Unos minutos antes de que Elial despertara, la enfermera que lo vigilaba recibió una llamada. La persona que la llamó fue nada más y nada menos que Zoraida, la novia de Elial.
Zoraida: Buenos días y perdone que la moleste, pero necesito saber si Elial va a despertar, tengo muchas ganas de verle.
Enfermera: Ha pasado un largo año desde que cayó en coma. Sus heridas han sido totalmente curadas, pero aun no podemos afirmar su salvación, así como tampoco podemos afirmar su muerte. No se preocupe, la tendremos informada de lo que pase.
En ese momento colgó el teléfono y observó fríamente a Elial. Parece ser que Elial también la hizo sufrir, aunque dado que pasó un año desde que cayó en coma olvidó parte del rencor que le tenía. La enfermera cerró lentamente los ojos y estaba a punto de dormirse, pero escuchó unos pequeños jadeos que provenían de Elial. Tenía la sensación de que iba a despertar por fin, así que avisó rápidamente a un doctor.
Enfermera: ¡Doctor ya despierta!
No había nadie. Todos los médicos tenían muchos pacientes que atender y los que habían oído eso, no se molestaron en ir a la sala, pues querían ver a Elial muerto. Los pulsos del político empezaron a aumentar repentinamente. De un momento a otro pasó de estar tranquilo, a despertarse con un gran nerviosismo, quitándose de un tirón todos los cables que había en su cuerpo. La enfermera mostró preocupación ante el ataque de nervios de Elial.
Enfermera: Señor, ¿Está usted bien?
Elial ignoró a la enfermera y comenzó a tranquilizarse. Para asegurarse de que no estaba aquel psicópata, observó todo lo que había a su alrededor, es decir, veía una sala de un hospital normal y corriente, podía tocar todo lo que quería, observaba como la enfermera le miraba, como le escuchaba jadear. Confirmó entonces que había vuelto al mundo real, alejado del cielo y del infierno.
Elial: Así que he estado en coma durante mi viaje mental. Tengo la sensación de que ha pasado todo un año, pero eso no importa ahora. Ahora que he salido de mi mente, me he dado cuenta de que tengo que cumplir una serie de objetivos ahora que he despertado.
Enfermera: Perdone. ¿Podría explicarme de que está hablando?
Elial: No le de importancia a mis tonterías señorita. Lo que si necesito es que me diga si puedo salir de aquí, necesito irme urgentemente.
La enfermera dijo que si podía salir sin problemas, después de todo, sus heridas fueron curadas y nadie quería tenerle allí.
Enfermera: Tus padres me dejaron tu ropa, por si algún día salías de aquí, espera un momento a que te la traiga.
Cuando se fue, Elial empezó a decirse a si mismo.
Elial: Es un milagro que haya podido escapar, ahora mismo estaría a merced del demonio. ¿Por donde debería empezar? Bueno, eso ya lo decidiré cuando salga de este hospital, tengo mucho trabajo que hacer y tal vez piensen todos que he muerto, después de tanto tiempo no me extraña. Un momento ¿Qué es el ruido que viene de afuera?
Aquel ruido era la voz de un joven periodista, el cual quería demostrar que Elial seguía vivo.
Cuando la muchacha le entregó a Elial su ropa, le dio las gracias por todo y ella le respondió que cumplía con su trabajo. Todos aquellos que pasaban cerca de Elial, lo evitaban y se alejaban de él lo más que podían. El corrupto se alegraba de ello, efectivamente tenía algo en mente y para que su plan funcionara, nadie debería molestarle. Salió tranquilamente del hospital, el joven se percató de ello y como una bala, se lanzó hacia Elial para preguntarle su accidente. Ese joven poseía una voz muy chillona, así que Elial, para callarle, lo tiró al suelo, acto seguido, comenzó a susurrarle lo siguiente.
Elial: ¿No te han enseñado que es de mala educación gritar de esa manera? Bueno no importa. Escucha, tengo algo entre manos y no puedo ser portada de noticia aún, por lo que te pido por favor, que guardes silencio.
Joven: Dinero.
Elial: ¿Cómo?
Joven: Eres político ¿no? dame dinero y te prometo que mantendré mi boca cerrada.
Elial: Acabo de salir de un estado de coma con una ropa nueva, no tengo dinero.
Elial se llevó la mano hacia su bolsillo y encontró un billete de 500 euros y otro de 100. Se sorprendió por un momento, pero luego pensó que era algo normal debido a todo el dinero que había conseguido.
Joven: ¡Acabo de escuchar el sonido de un billete, vamos, suéltalo!
Apretando los dientes, Elial le entregó el billete de 500 euros al joven y confiado muchacho. Antes de que se pudiera ir, Elial le detuvo y le dijo.
Elial: Espera, te tengo que dar otra cosa más.
Joven: (sonriendo) ¡¿Más dinero?!
Entonces, Elial le agarró de la cabeza y con todas sus fuerzas, la estampó contra la pared. El muchacho empezó a echar mucha sangre por la frente, se quedó en el suelo retorciéndose del dolor provocado por aquel golpe. Cuando estaba dispuesto a atacar a Elial, sintió un enorme mareo, lo que provocó que se desmayara, nada más desmallarse, Elial cogió el dinero que le entregó al joven periodista y dijo:
Elial: ¡Así aprenderás niñato, a no faltar el respeto a tus mayores!
Para suerte de el corrupto, no había nadie que pudiera contemplar esa escena. Elial supo a los pocos minutos de golpear al chico, donde se encontraba. Según él, estaba a 20 minutos del ayuntamiento en el que trabajaba, eso si iba andando, por lo cual, como no tenía su coche, fue caminando hacia el ayuntamiento y a mitad del camino, observó desde muy lejos a muchísima gente. Sabía sobradamente que no podían verle por ahora. Sin embargo fue inútil: Fayna, la mujer con la que peleó hace un tiempo. Elial no se lo podía creer, maldijo su mala suerte muchísimas veces en tan solo unos instantes, además de que la persona la cual lo vio era de las que mas odio le tenían. Fayna lo reconoció al instante y en ese mismo instante, una mezcla de furia y frustración recorrieron su cuerpo.
Fayna: ¡Infeliz! ¡¡¿Cómo sigues vivo?!! ¡¡Bueno, mejor, así podré matarte yo misma!!
Fayna se acercó con gran velocidad a Elial. Cuando estuvo a punto de golpearlo, el político desapareció sin dejar ningún rastro. Fayna no entendía qué demonios pasaba.
Fayna: ¡Ha desaparecido! ¡Imposible! (tranquilizándose) Quizá haya sido culpa mi mente, la cual me habrá jugado una mala pasada. Es imposible que ese malnacido siga con vida. Ya que no sigue con vida, ¡Mataré a su novia, después de todo, ella es igual o incluso peor que Elial!
En el caso de Elial fue diferente la desaparición: Justo cuando Fayna iba a darle un buen golpe, cayó un trueno que desprendía tanta luz como el propio sol, por lo que se quedó sin ver nada y cuando por fin pudo volver a ver, no solo Fayna, sino que todo el mundo había desaparecido, el cielo se cubrió de un color rojo carmesí y el resultado fue tener a Elial como único ser vivo en ese extraño mundo. Elial sabía quien estaba detrás de todo esto.
Elial: De manera que vas a continuar siguiéndome sin importar cuantas veces me niegue ¿O me equivoco? No entiendo por que me ayudas, me negué a tu propuesta y no cambiaré de opinión. Lamento decirte que pierdes el tiempo conmigo.
???: (Risa macabra) Eso todavía esta por verse Elial, no importa lo mucho que te niegues, no importa cuantas veces trates de escapar de mi, no importa si desconozco los detalles de tu plan, se que vas a hacer lo que yo quiero que hagas, tu lado oscuro lo desea hacer y al final lo harás. Vas a satisfacerte y harás sufrir a otros para hacerlo. Por otro lado, aunque tu no lo puedas notar, estoy muy muy cerca de ti, asegurándome de que nadie te vea.
Elial: …
Y era verdad. El político sentía muy cerca la presencia de aquel diabólico individuo. De aquel mundo, sólo se podía ver cadáveres en estado de descomposición, carnes y huesos triturados y un camino de sangre. Elial no podía parar de caminar, a pesar de que no paraba de temblar. Le quedaban 10 minutos para llegar a su destino, pero aquel individuo hizo que 5 de esos 10 minutos se convirtieran en 30. Aquel espíritu hizo a Elial mirar hacia una esquina, donde se encontraba un enorme cofre con todo tipo de tesoros, el paraíso de cualquier avaro. Al lado del cofre, se encontraba Zoraida, más hermosa que nunca, sin embargo, Elial sabía que no era ella realmente. Él lo sabía, pero su deseo por la felicidad era más fuerte, aunque el seguía combatiéndolo
???: Demasiado perfecto. Vamos Elial.
Elial: ¡No intentes engañarme!
???: (Risa diabólica) Vaya vaya, parece ser que te has convertido en una persona difícil de engañar. Escucha la voz de Lucifer que te habla, quiere tu alma y a cambio, vivirás en el inframundo como si aun tuvieras una, gozando del placer absoluto por toda la eternidad.
Elial estaba a punto de dejarse convencer, pero de pronto, apareció una luz divina del cielo, haciendo desaparecer parte de su color rojizo. No era Dios, ya que dijo que dejaría Elial a su suerte. En realidad era Tiffany, la cual ayudar a Elial desde un principio.
Tiffany: Tu debes de ser una de las millones de almas que hay en el infierno. ¡Deja en paz a ese chico! ¡Tiene un objetivo que cumplir!
???: Lo cumplirá si no te entrometes en nuestro camino. Lárgate de aquí. Elial es el hombre elegido por el infierno, no dejaré que le guíes por otro camino.
Toda la sangre y todos los huesos y carnes podridos que había alrededor de Elial se unieron para crear a un hombre de mediana estatura, con ojos cuyo brillo era demoniaco, los huesos y músculos totalmente abiertos y podridos y una gigante sonrisa que se extendía por toda la cara. Se encontraba solo a 500 metros de Elial, razón por la que decidió ir rápidamente a por el. Su intención era poseer a Elial, para que así nada ni nadie pudiera cambiarlo. Tras verse en peligro, Elial se marchó corriendo hacia el ayuntamiento con toda la velocidad que le permitían sus piernas. Vio repetido aquel momento en el que estuvo a punto de ser atrapado y encerrado en su mente, corrió y corrió, pero ese demonio, mejor dicho, esa atrocidad, le superaba en velocidad. La escena era básicamente la misma: Elial muy cerca de su objetivo y su «compañero» pisándole los talones, esta vez, al ver que no había escapatoria, paró de correr justo en la entrada abrió sus brazos y dijo frustrado.
Elial: Tu ganas. Lo siento mucho muchacha.
???: ¡ESTO NO SERÁ DOLOROSO! ¡JAJAJAJAJAJA……!
Se dejó escuchar su risa para escuchar como poco a poco iba derritiéndose su falso cuerpo. El cielo volvió a ser tan azul como lo había sido siempre, y toda la sangre había desaparecido. Delante de Elial, se mostró Tiffany, con una leve pero agradable sonrisa, se acercó levemente a Elial y le dijo.
Tiffany: He enviado a ese demonio donde pertenece. Ahora, podrás hacer lo que tengas que hacer, pero por lo que más quieras, que no sea ningún acto cruel. No puedo quedarme más tiempo aquí, adios y buena suerte.
Elial solo logró escuchar que Tiffany se deshizo de ese demonio. Cuando ella se fue, volvió al mundo normal, con personas alrededor suya, edificios normales, todo era como debería ser.
Elial: No se quien eres, pero muchas gracias por tu ayuda, ahora puedo cumplir con mi objetivo. ¡Es hora de entrar!
Cuando entró, todos se quedaron sorprendidos, mas uno de ellos, el cual era un ministro llamado Félix, se acercó feliz a Elial a darle un abrazo.
Félix: ¡Elial, compañero, creí que estabas muerto!
Elial: Hola Félix, me alegro de verte, y bueno (dirigiéndose al resto) a vosotros también. A propósito ¿Dónde está Zoraida? Tengo muchas ganas de verla.
Felix: Zoraida no está aquí, se fue antes de que tu vinieras, se pondrá muy contenta ya verás. Pero aprovechando que no está aquí quiero hablar contigo. Vente dentro de media hora a mi despacho. Te estaré esperando.
Cuando Félix se fue, Elial no tardó en ir al despacho de su novia, allí se encontraba una cosa de la que le estuvo hablando Zoraida a Elial antes de que ocurriera todo. Zoraida le dijo que había encontrado la manera de robar a todos y a cada uno de sus compañeros corruptos: descubrió un código altamente secreto con el que podía acceder a todas las cuentas bancarias de todos aquellos que robaron dinero, incluyendo a Elial y a Zoraida. Sin embargo, aun no podía hacerse con el código y tenía que esperar aproximadamente un año para hacerse con él. Elial estuvo buscando en todos los cajones y lo encontró. Con ese código podía hacerse con el dinero de todo aquel que se le antojara y dárselo a otros para que fueran considerados culpables y así, eliminarlos de su terreno y además, obtener su dinero.
Pasada ya la media hora, Elial se dirigió con el código en el bolsillo hacia el despacho de Félix. Allí lo esperaba con una botella de vino y dos copas, como si celebrasen algo. Elial se sentó y Félix comenzó a contarle su propio plan.
Félix: Elial, te lo cuento a ti porque eres mi hombre de confianza y porque has colaborado mucho conmigo. En el año en el que tu has estado en coma nada ha cambiado. Por eso quiero proponerte algo. Tu novia Zoraida, alcaldesa de Valladolid, ha descubierto un código con el que puede entrar a nuestras cuentas bancarias.
Elial: Si, ella me lo estuvo comentando, ¿Qué propones con respecto a eso?
Félix: Propongo que robes ese código y robes todo el dinero que estos imbéciles han robado durante años y lo utilicemos para irnos de aquí a vivir una excelente vida. Pronto estaremos en busca y captura. Sería un buen momento para fugarnos de este país, yo culparé a otro o a otra, tu por eso no te preocupes. Entonces cuando hayas sacado todo ese dinero, te estaré esperando en la estación de trenes para ir al aeropuerto Adolfo Suárez. ¿Aceptas?
Elial: (Riéndose) Claro que acepto, pero como ya sabes, no hago nada gratis y no puedo fiarme del todo de ti, así que me tendrás que dar una «pequeña comisión»
Felix: Sigues siendo el mismo maldito de siempre, eh.
Dijo Félix riéndose a carcajadas. Para que Elial confiara en él, le dio 15.000 euros.
Cuando terminó de «trabajar» Elial se fue a su casa. Allí, le esperaba Zoraida, la cual le recibió con un fuerte abrazo y un apasionado beso.
Zoraida: ¡¡Cariño, cuanto me alegro de que estés vivo!! !Tengo buenas noticias: he conseguido el código del que te hablé!
Elial: ¡Cuanto me alegro mi vida! ¡Yo también estoy muy contento de verte! Y no te preocupes por eso, nosotros somos más inteligentes
Zoraida: Por cierto, ya se que mañana es nuestro día libre pero tengo que ir a arreglar… En fin unos cuantos asuntos. Ahora (bostezando) me voy a dormir, he tenido un día muy agotador.
Elial: No te preocupes querida, duerme, yo tengo que ir al banco, pero vendré en seguida, dulces sueños.
Zoraida se fue a dormir y Elial salió a la calle, por ahora, su plan iba según lo previsto y nada parecía fallar. Dibujo una gran sonrisa maligna en su rostro, y por fin llegó al banco.
(Sonido de teléfono)
Agente: Policía ¿Dígame?
???: ???
Agente: Ya veo. Muchas gracias por informarnos señor, todo eso nos servirá de ayuda.
Continuará…