Tiempo que no avanza es una poesía escrita en forma de prosa poética, con ritmo intenso y metáforas que ocultan los sentimientos más profundos. Es un delirio de magia sellando pasiones sobre el alma desgastada por los desamores del desencanto.
Encajo miradas en el umbral del edén. Resisto esperas en la antesala del placer. Aguanto quieto con el corazón encogido. Recuerdo fascinado el encuentro en versos, de nuestras confidencias reveladas. Y sueño, en secreto, por un encuentro apasionado. Sueño con un beso que haga vibrar mi alma y enloquecer mi corazón, en los rincones del amor. Pero sufro al tener que aguantar el tiempo que no avanza, que encarcela mi ser en el escaparate del deseo. Me hundo en el dolor, en el sentimiento confuso de la duda, en ti, en la trastienda de mi gozo, escampo melancolías, siendo sincero a la verdad y apartando la alegría del destino. Clama, en mí, tu ausencia, el despiste de respuestas, el silencio. Ruge, en mí, en la piel de las sensaciones, el llanto del condenado. Y otra vez muero, por un reflejo que no llega, por un seño que me consume. Grito, para mis adentros, con la garganta del vencido, con los ojos del testigo. Me rompo, en este desorden de acontecimientos, llorando esperanzas al destierro. Y caigo, sin el aliento que me dio la sonrisa, sin la paz que me arrojó a la gloria, sin la respuesta que tanto calmaría mi dolor. Me ato, resignado, al consuelo vacío de mi ignorancia, con suspiros que no atraviesan la distancia y lamentos que intensifican mi clamor. Todo para estallar aquí, en las letras de mi transparencia, en mi alma derramada en duelo de amor, en las sensaciones que tú provocas. Porque esto no es más que el sentimiento arrancado y camuflado en metáforas. Es tu ausencia que al filtrarse por los rincones de mi magia, ésta la devuelve en un reflejo de mi pensamiento. Es el broche que perfecciona al poeta como vínculo del poema acabado.