Esta es una de mis poesías preferidas de Versos de una ilusión. De nuevo la niña de mis ojos fue mi musa. Metáforas y belleza en una sublime melodía para leer y releer hasta la saciedad.
Mirando a través del Sol
descubrí que hay algo
que quema más
que su fuego
encadenado al existir de una galaxia.
Es tu mirada, ¡inocente!
quemando en mis pupilas
como a las cenizas
de mi alma amada,
soñando con mi dolor
ardiendo en mis dudas.
Y es que no hay nada
que queme más,
que ver tu mirada humedecer,
esperando entender lo que ninguna antes
ha conseguido entender.
Quema, niña, quema,
tu mirada, ¡inocente!
ardiendo en mi dolor.
Cantando al silencio
el dolor sigue siendo igual.
Cantándote a ti
el silencio no duele.
Ama, princesa, ama,
pero no a mí,
tu mirada no quemará tanto.
Preguntaré a las estrellas
si han visto pasar
una que brille más,
para tomar el camino contrario.
Sueña, princesa, sueña,
porque mis sueños están rotos,
pero tú aun puedes cumplir los tuyos.
Y no hay mejor sueño mío
que verte feliz.
Me quemó,
tu mirada, ¡inocente!
La quise entre mis ojos
y me quemó en la mirada.
Y es que no hay nada que queme más
que amarte en silencio
y ver tu mirada humedecer.
Si sabéis leer entre líneas podréis ver que se trata de un párrafo de la historia corta Silvana, Ángel y el ángel. Esta versión en verso la he escrito sólo para la web. La original no es muy diferente y tiene la misma esencia. En un principio escribí «como alas, cenizas de mi alma amada» haciendo referencia a alas de ángel, por la metáfora que da título a la historia corta, pero enseguida me di cuenta que «a las cenizas de mi alma amada» queda mucho mejor, y así se quedó.