De nuevo os traigo una bonita poesía, en prosa poética del silencio mágico, que cubre mi alma con la nostalgia del amor. Siente, vive y deléitate con las frases que el alma es capaz de arrancar, para que tus ojos sean testigos del milagro de su sentir.
Tengo un amor que arrancar. Hoy vivo entregado a él, a esos ojitos que nunca vi, a esos labios que nunca besé y a esa piel que nunca acaricié. Pero feliz, por sentirlo dentro, por poder transmitir el sentimiento. Feliz, por estar aquí describiéndolo, por poder notarlo dentro de mí. Suspirando el alma a cada momento, yo quiero gritar. Mi piel se estremece con un contacto que no existe, pero que aun así la magia vuelve, aquella que se esconde en las mejores poesías. Mi corazón se acelera por un latido ausente, dando dolor desde el vacío, enseñando la belleza desde la oscuridad. Mis labios notan la humedad de tus besos, esos que encienden mi corazón. Eres un rumor en los pensamientos, sutil como un murmullo y hermoso como la música. Sí, en el cuerpo que es la cárcel del alma, el que sufre los deseos. Pronto no habrá que soñar.
Despierto y te añoro. Una caricia al aire me confirma de mi tormento: te necesito como el agua al mar, como la magia a las poesías. Sin ti mis versos se pierden en el fondo de mis pensamientos. Eres la hoja donde quiero escribir magia, la base de mis pensamientos, donde las frases se comienzan a formar. Te quiero aquí, junto a mi piel, arrastrando la melancolía sobre mis pupilas, arrojando luz sobre mis frases. Desnudas mis sentimientos que sobre esta hoja amortiguan su caída. Abrázame que eso intensificaría el significado y más deseo no tengo que desvelar el secreto por el que muero cada día un poquito más. Arruinado por no tenerte sin conocerte, yo quiero ser descubierto en mis propias letras, para poder dejar así pedazos de este amor que en cada poesía me arranco. Te quiero y lo sabes, en esta vida entregada a ti sin ti, en este poema entregado a ti sin ti. Te quiero. Eres el mayor tormento y el más obsesivo amor. Dulce luz de mi melancolía.
