La Luna se disfrazó de niña

La Luna se disfrazó de niña es una poesía escrita en prosa poética, casi un cuento corto, donde desnudo mi corazón al reflejo de la luna olvidada y al pesar de unos sentimientos que no mueren, porque esconden unos recuerdos que devastan mi alma.

Letras y más letras de cuentos infinitos. Uno más y puede que estalle en los ojos. Pero uno más significa entender el peso de un rechazo. Mientras se decide si continuar leyendo, la historia ya está escrita y puede que sin ser leída derrame oleadas de magia. Decide rápido que lo contenido escapa y lo incrustado se mueve. Bien que en calma se agita.

La historia habla de un sentimiento que puede ser el más grande. Hubo una niña que ocultó la luna, sus ojos mostraban dulzura. Creí que era la misma luna, porque al mirarla en la penumbra, la débil luz mostró el color blanco redondeado. Además su pelo era negro y bordeaba su cara como el firmamento lo hace con su amada. La semblanza me enamoró y la dulzura me fascinó.

Pero al estar tiempo cerca de ella, noté como mi piel al contacto con la suya estremecía. Me encendió un derroche de paz. Yo con ella, mi mundo se disfrazó de silencio. Su deliciosa sonrisa conseguía acelerar los latidos de mi corazón que ya sólo latían por ella. Me enamoré sin más motivos que el que me ofrecía su presencia. Sin demostrarme nada me cautivó, por el breve escalofrío que se manifestaba con nuestro contacto. Me condenó al amor eterno que supone haberla conocido.

Eso ocurrió un día que fue el más feliz de mi vida. Pero la triste realidad es que es que ese día acabó y desde entonces caigo en un abismo sin fondo. Su pelo negro dejó de ser anhelado, pues ya no deseo seguir amando, sino olvidarme de este amor porque al no tenerlo me quiebra las entrañas. Y eso que tanto quiero no puedo tenerlo, pues quien te mira luna te añora eternamente. ¡Pero yo es que te toqué! Bajaste disfrazada de niña y arrebataste el corazón de mi pecho. Ni siquiera una estrella puede causar tanto deseo. Sólo fuiste tú y mi amor fácil de manipular. Mi corazón que suspira por el reflejo del mar, por la lluvia que moja el mundo, por el calor que muestra el placer… Es mi corazón que ama por cualquier estupidez. Pero tú me acompañaste en un día que cambió el significado de todo. Y ahora que sin ti sufro por un amor imposible que no quiero tener, pero que estoy obligado a sentir.

La culpa fue mía, lo sé. Yo, no contento con lo que entregaste, supliqué por amor y añadí deseo. Yo, que desde tu derecha quería más de lo que estabas dispuesta a ofrecer. Te quise tanto que no quería conformarme con tenerte a mi lado, hirviendo la sangre de mis venas. Te quise atrapar en mi mundo, liar en un conjunto de delicias. A tanto llegó mi ambición que aquel día acabó con tu compromiso hacia mí. Con tu belleza oculta, te deslizaste de mis sentidos hasta llegar al firmamento, el firme fuerte que separa nuestras mitades. Te quise sin querer comprender la intensidad de mi amor. Porque no me querías sólo querías un cómplice en tu huída de las estrellas, sólo querías un compañero en tu disfraz. Y así fue como me dejaste solo, quebrado en un lamento que desde que te tengo, siento. Me dejaste aquí, en medio de un mundo cada vez mas destruido. Tú, que eras la belleza de mi mirada. Tú que tanto has sido amada que al desaparecer nos has dejado huérfanos. A mí y al mundo entero que junto a mí sucede, que también ha sido testigo de tu magia. A mí y al amante que hay dentro de mí, porque desde que te toqué nació un poeta que con estas palabras intenta la reconciliación.

Sé que no es fácil para ti. Me ves como un monstruo que no satisfecho con tu entrega se quiso aprovechar de esa confianza. Pero es que lo fui y aun lo tengo atada a mis pasiones. Lo que tienes que entender es que también hay un prisionero de tu amor. Hay un sentimiento que me invade afectando cada rincón de mi cuerpo. Hay un desgaste que siento, que me consume poco a poco. Tienes que entender que esta sensación vencerá las ansias de más placer. ¿No lo entiendes? Te tuve y fue tan genial que como una droga me vició los sentidos. Te quise y al poder tenerte de esa forma fue como la entrega de tu amor. Pero tú no me quisiste y yo no quería entenderlo. Y por eso ahora yo estoy aquí intentando hacerte ver que lo que hice fue por confusión más que por motivos inmorales. Quiero que entiendas que sin ti mi mundo se acaba, mi vida se rompe. Perdóname porque sino habrás acabado conmigo.

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