Buenas a todos. Me siento especialmente feliz porque dentro de poco publicaré una serie de poesías que supusieron un antes y un después en mi vida. Dulce y amargo supone el termino de una época triste… eterna y dolorosa. Aun la recuerdo con el corazón encogido.
Me he sentido feliz
y he deseado que la tierra me tragara.
He saboreado el placer mas extremo
y sentido el dolor mas profundo.
He amado estar aquí
y añorado con mi alma mi hogar.
Ahora que el viaje llega a su fin,
con estas palabras vuelvo a sentirme yo mismo,
porque lo que ahí había de mí, no era solo yo.
Vuelvo a levantar la cabeza
y preguntarme si me ha gustado.
Si después de todo soy roca o cristal.
Si soy presa del dolor o a caso he disfrutado.
Si aún arruinado vuelvo rico,
o si un suspiro nunca fue tan pronunciado
por hacer latir mi corazón.
Coraza o mantequilla cubre mi dolor.
¿Amor o curiosidad?
El cielo lo sabe y el mar lo refleja.
¿Amor o curiosidad?
Esa es la cuestión,
mientras me debato entre montaña y abismo.
¿Te quiero? Seguro que sí…
¿Seguirás en mi mente? Puede que no…
Los golpes que no producen heridas endurecen la piel.
¿Mereció la pena estar aquí? No lo dudes…
Dolor no hay y placer ha habido mucho.
Ahora estoy cansado.
Y aquí estoy, entre un adiós y un pensamiento.
Estoy vacío, pero podría llenar hojas.
¿Qué mas puedo pretender?
No cantan los pájaros,
pero brilla el sol.
Aun lo recuerdo como si fuera ayer. Esto fue a la vuelta del primer viaje importante de mi vida, donde fui a buscar el amor. Entonces el sentimiento se congeló y jamás las palabras volvieron a mí, porque entre ella y yo hubo un silencio eterno. No hubo ruptura, ni discusión, ni siquiera un mal entendido… sólo un sentido adiós. Sus labios rozaron los míos por última vez y supe que sería la última vez que mis sentidos se sintieran embriagados por su presencia. Pertenecíamos a mundos distintos y en esos casos es mejor no avivar la llama de la pasión para no sufrir lo insufrible. ¿O tal vez el paraíso me cegó y no llegué a sentir amor verdadero? No importa, es mejor recordar la dulzura de nuestros encuentros, mientras mi mente y mi corazón miraban al frente, a un destino maravilloso que me tocaba tener… a pesar de no ser correspondido. Pero eso es otra historia…