Esta es la segunda parte de la poesía Amanecer logrado, donde os desnudo mi corazón y declaro mi amor con los sentimientos al límite. Vuelve a ser cómplice de mi devoción, en este secreto de amor que te tengo, oculto entre las más hermosas metáforas.
Con un profundo susurro, hago sinfonías en la mañana que cambió nuestras vidas. Con un leve canto, reflejo del renacer de mi corazón y de la transparencia de mi alma, entro en tus sueños, enamoro tu despertar. Es la libertad, que aún siendo esclavo de mi cuerpo, ha irrumpido en mí. Es el amor, que después de tantas decepciones, hoy brilla más y mejor que nunca. Eres tú, que después de acomodarme a mi lado, sigues ahí como ilusión de mi fantasía. Tú quien ahí duermes, feliz por haber encontrado lo mismo que yo.
Ahora te hablo con el sentimiento de amor como puente a tu mente. Te transmito mi pasión, que ha cobrado vida por ti. Te inundo de gotas de felicidad, la canción que puede conseguir agotar la sed. Te enseño en sonidos el temblor de mis emociones. Sólo el ver que despiertas arruina todo lo ensayado y comienza la magia contenida. Ese sentimiento puro que logra que cada vez que junto a ti estoy, me estremezca. Las entrañas se encogen: es el amor.
Despiertas y es como un sueño. Con tu mirada y tu sonrisa, muero una vez más. Pero esta vez es de placer. Lograr captar tu atención, sólo por eso merece la pena dejarme caer con cada palabra que hay aquí escrita, reflejo de lo bien que me haces sentir. Devuelta tu magia está.
Despiertas tú con mi pasión, con el sentido de mi vida que desde que te conocí, he encontrado. Tú y el futuro de mis letras. Por fin escribo alegre: has despertado en mí.