De nuevo os traigo una de mis poesías escrita en forma de prosa poética. La belleza está oculta, pues las metáforas esconden un secreto que sólo mis recuerdos reconocen. Del paraíso al infierno, un episodio de mi vida que pasó de bonito a terrible en muy poco tiempo.
Dime quién tiene la llave maestra, que necesito que me abran los sentimientos, esa cajita escondida en el fondo de mí. Dime quién es sueños, que deseo suspirar por deseo impasible, una feliz fantasía que crezca en mí para poder seguir siendo niño. Dime quién es huracán de sensaciones, que añoro aquellas que se alejaron con el viento, con el paso del tiempo entregado al silencio.
Sólo tengo palabras para quién demuestre que es capaz de inspirarlas. Fuiste un rayito de luz en mi horizonte negro. Fuiste pasión desenfrenada en esta ausencia de magia. Fuiste amor ciego envuelto en una melancolía incomprensible. Ahora si quieres ser antojo de mis pensamientos, aplástalos con tus encantos, que yo no soy más que el conjunto de recuerdos encerrados en una caja, que es mi alma y mi mente confusa. Pero si quieres estar aquí metida, recorta pedacitos de magia, contempla amaneceres, que pronto mi corazón se rendirá a ti, anclado a esa mirada que atrapa mundos. Ya sabes que yo por ti viví, ya ahora que estoy fuera de tus fronteras, añoras lo perdido.
Espero sinceramente que cuando tus ojos irrumpan en los míos, vea la mirada de dolor que arrastras por quién te acercas. Sólo vas a ser inspiración remota de mis letras, amparo de mi melancolía; pero no alma gemela de mi ser. No serás compañera de desventuras cuando contigo no escatimé sentimientos. Aun sin poder, mi corazón no verá lo que traes, sino lo que eres. Verá las ruinas de aquella niña que me dejó sin respiración al contemplarla. Verá la triste mujer en que te has convertido y la explosión letal que causaría nuestra unión. Eres el deterioro de aquel paraíso del que fui expulsado. No te acerques, que caeré en tu infierno. Más dolor no deseo sentir. Pues ahora he encontrado mi rumbo.