Carta a la niña es otra poesía presentada, en esta ocasión, en forma de prosa poética. Un submundo de sentimientos que en su momento sentí y ahora os expongo, para el deleite del corazón. El amor volvió a mí, como un huracán, y sólo pude amar… en un suspiro de pasión.
Carta a la niña
Si mi corazón se rindiera a ti, mi cuerpo sucumbiría a tus encantos. Si un segundo con tu amor te entregara, mil años de condena me aguardaría tu recuerdo. Si un cielo existe, es por conocerte, y si un infierno existe, es por no tenerte. Si milagro regenerara la tierra, doscientos milagros manifestarían tu belleza. Si por amarte tormento me destruye, por no tenerte mi corazón quiebra.
Te deseo, eres la luz de mi existir. Eres amor cuando no queda. Eres pasión que enciende mis sentidos. Quiero abrazarte, tomarte, tenerte, besarte… Oh cielos, siento que me rompería. Aun correspondiéndome no soportaría tu mirada. Oh cielos, tanta belleza me destruye. ¿Pero que clase de huracán supone tu sonrisa? Mis entrañas se retuercen por tu amor. Si te tuviera el dolor no cesaría ni con tus caricias. Pues ellas queman mi piel y tu presencia satura mi mente. Desearía no tener tanto dolor, pero mas desearía al volver a mirarte y poder consumirme con ese suplicio (para así dejar de sufrir).
Has dado sentido a mi vida, y aun envenenado, me siento feliz de haber observado tu cara bonita. Me muero: no puedes hacer nada. Pero mi corazón siempre se acordara de ti. Oh Dios mío te quiero, pero sólo el no quererte podría conseguir que acabásemos juntos. Pues me muero y cuanto mas cerca de ti estoy mas muero. Pero estoy feliz, ¿recuerdas? Las sirenas cantan: nuestro amor suena como música. Te quiero. No me olvides, porque yo a ti no te olvido: estás presente en mis letras.