La búsqueda ha resultado eterna. Los suburbios es un extenso territorio con zonas tanto desiertas como tremendamente habitadas. Hemos seguido el débil rastro durante horas, sin encontrar una sola persona que pudiera reconducir el rumbo que seguimos desde el pueblo, con la mera intuición de encontrarlos en las faldas de la cordillera.
-Deben estar aquí -comenta uno de los soldados.
En efecto, todas las pistas nos llevan a un refugio situado a una distancia que podría recorrerse a pie. Al aproximarnos encontramos reflejos en los cristales de la ventana, posiblemente producidos por el fuego de la chimenea.
-¡Rodead el refugio! -mi voz se distorsiona dentro de la mascarilla- Que no tengan escapatoria…
El gran despliegue forma un círculo en apenas unos segundos, de forma muy silenciosa. Todos a la vez, preparan sus armas dispuestos a abrir fuego para intimidar. Saben que las órdenes son de capturar a Kerwin vivo.
-Está bien, vamos a aproximarnos -informo refiriéndome a Josef y a mí-. Vosotros cubrirme.
Nos acercamos sigilosamente, intentando pillarlos desprevenidos. No se escucha ningún sonido. Deben estar durmiendo. Hago una señal para que se aproximen algunos soldados. Abro la puerta lentamente y me coloco detrás del marco. Los soldados entran sin dejar de apuntar, llenando el interior de puntos rojos que bailotean en la penumbra.
-¡Aquí no hay nadie! -comunican confundidos.
Entro al instante y reviso la sala completamente. El fuego continúa encendido, los restos de comida permanecen caliente, pero ni Kerwin ni el resto de niños se encuentran aquí.
-No deben estar muy lejos. Ampliar la búsqueda por esta zona.
A pesar de las ojeras producidas por haber pasado la noche en vela, la proximidad del objetivo nos impide descansar. Las órdenes son claras. Es nuestra misión capturarlo.