Los rayos de un radiante sol cruzan el horizonte rebosante de las toxinas del virus que arrasa el continente. La zona privilegiada ha controlado en cierta medida la amenaza. Las cúpulas purifican el aire que en las ciudades se respira y los infectados toman un tratamiento. Aunque no estén totalmente aislados a la crisis, la dosis es suficiente para no evitar la desgarradora lucidez y de esta forma, evitar daños físicos.
Krhisten, el señor de Tropolis, con quien mantengo comunicación, me ha explicado que los pacientes sólo tendrán riesgo de sufrir los síntomas de la infección cuando el antídoto no sea tomado a la hora establecida. Mientras tanto, habrá una barrera mental entre la telaraña de datos y el celebro del afectado. Todavía no se sabe a ciencia cierta como afecta el virus, pero sí como se desarrolla y eso es lo que evitan con las ampollas.
Por otro lado, continuamos con el problema interno. La información de Frangul llega a cuenta gotas y con lo mínimo. Hace meses deberíamos haber recibido el informe del aprendizaje avanzado de Jonhy, y ha llegado ahora. Además, no hay rastro de su inminente salida a Rasel, para su adiestramiento con las armas.
-¿Por qué no nos dan toda la información? -me pregunta como si yo tuviera las respuestas que tanto anhelan.
-¿Tratan de implantar un cambio? -pregunto sugiriendo una idea temida.
Esa podría ser una posible respuesta. Durante años hemos adorado a Darío. Es posible que ahora que los cimientos del mundo se tambalean, deseen un cambio en la política. Para ello, deberían contar con apoyos importantes… como el de Jonhy.
-Un gran secreto envuelve todo. Desde el incidente en las fronteras de Rasel, las comunicaciones entre Elfas y Rasel han desaparecido. Sir debería estar debilitado, pero lejos de eso ha encontrado alianzas que le fortalecen. Algo traman, pero nosotros no podemos hacer nada, son sólo conjeturas.
Me levanto de mi asiento irritado.
-¡Sí podéis hacer! Alertar a Darío, mandar a Jonhy a su primera misión, mostrar la poderosa alianza con la contáis.
-No, aun no. Así sólo conseguiríamos alertarlos -responde muy seguro-. Mejor esperar a que cometan un error o a que tengamos algo sólido -pronuncia rebosante de seguridad y finaliza la comunicación.