3 Jonhy

Después de estar un rato en el patio con mis compañeros, he decidido venir a la biblioteca. Tras leer toda la información sobre Priedni, decido hacer una incursión por el resto de territorios fuera de nuestro mundo. Al norte de nuestras fronteras se encuentra el mundo de los magos, donde se sitúan de este a oeste la isla de Maguiltorlas Tierras Negras y las Tierras Lisas. Más al norte el mundo de los gull’s. Mi viaje me lleva hacia las Tierras Lisas, de donde hay buenas fuentes.

“Situadas al noroeste del Reino de Rusul y al noreste del Bosque Central. Al norte las baña el mar Zululuque y al sur, el río del bosque. Algo extraño, ya que predomina la arena y no hay indicios de vida. En el corazón del desierto se encuentran las montañas lisas… dunas inmensas.”

En los libros se muestran muchas fotos de la zona. Continúo pasando páginas. Encuentro varias crónicas escritas por hombres de aquellos tiempos. Me fijo en una que parece interesante: Crhis, año 394 de la segunda edad…

“En la segunda estación del año 394, fui confiado junto a un grupo de misionarios, a las tierras lisas para reconstruir la frontera norte entre el mundo de los magos y el mundo de los gull’s. Se habían creado algunas dudas a la hora de la reconstrucción del mapa de Omit Ozak. (…) Se había creado para la ocasión un vehículo terrestre capaz de introducirse en el agua e impulsarse durante unos minutos para salvar la línea de fuego. (…) Cinco partimos aquel fatídico día: un piloto, un fotógrafo, un especialista en terrenos, un científico y yo, jefe de misión. (…) Conseguimos pasar los dos obstáculos de agua sin problemas, pero según pasaba el tiempo las condiciones del terreno empeoraban. La tierra se deshacía con el contacto de la nave. (…) El vehículo comenzó a sufrir ligeros daños que el científico arreglaba interrumpiendo la marcha. (…) Al quinto día la nave quedó dañada seriamente, varias veces. Era peligroso continuar. (…) Desde la central en el mundo de los hombres nos ordenaron que continuásemos a pie, ya que podíamos llevar los materiales necesarios para no abortar la misión. (…) Calculamos un par de días para llegar nuestro destino y otro par de días para regresar. Nadie se opuso a emprender el viaje caminando. (…) Deberíamos haber alcanzado ya nuestro destino, pero las averías debieron retrasarnos mucho. (…) La noche del quinto día fue la primera que pasamos fuera. Acampamos en una ladera de las montañas lisas. No se podía hacer fuego, no había nada para alimentarlo y hacía un extraño frío que helaba la arena. (…) Durante el día el fuerte viento nos obligó a disminuir la marcha. (…) Parecía que por mucho que anduviéramos nunca encontraríamos el final de las montañas lisas. (…) El séptimo día perdimos la comunicación con la centralita. Las últimas palabras que escuchamos fue que acabáramos la misión. (…) En la noche del octavo día el científico encendió un aparato, que detectaba movimientos. Se captó un movimiento, de una forma diez veces más grande que la nuestra, daba vueltas a nuestro al rededor. Pero la oscuridad no nos permitía ver nada. (…) En el noveno día, decidimos regresar. Teníamos demasiado miedo para continuar con la misión. (…) Descubrimos con asombro que no habíamos avanzado más de media jornada. Con el viento a favor llegamos antes del anochecer al lugar donde el científico tenía localizada la nave. (…) Durante el día, la forma gigante parecía desaparecer. Sólo nos llegaba un pequeño rumor desde la lejanía, cuando el terreno se agitaba. (…) Recuperamos la comunicación con la centralita y no parecían estar muy contentos, pero nos ayudaron a regresar a nuestro territorio. (…) Por la noche, la forma merodeaba cerca de nosotros. Las luces de la nave lo enfocaron. Se observaba perfectamente como bultos en la arena que nos perseguían a donde quiera que fuésemos. (…) En un momento dado, se pudo observar como de la tierra aparecía un animal gigantesco. Tenía una boca redonda, llena de afilados dientes. Nadaba en la tierra como si fuera agua. Recibió el nombre de Moll terrestre, ya que animales idénticos cruzan el océano. (…) Cuando cruzamos el río del bosque, el extraño ser se quedó observándonos desde la lejanía. Parecía custodiar su territorio. (…) Llegamos sin mas problemas a nuestro mundo. (…) No cumplimos nuestra misión, pero sí descubrimos una nueva especie. (…) La experiencia vivida nos dejó a todos trastornados. (…)”

Levanto la mirada del libro. La historia me deja confundido. ¿Qué extraños seres todavía sin descubrir, nos esperan al otro lado de las fronteras?

Horas mas tarde, me encuentro en la habitación, incapaz de dormir. Estoy tumbado, mirando la penumbra que provocan las sombras. La escasa luz penetra por las rendijas de la puerta, de la sala de insomnio, y da un aspecto fantasmal. Pero no es por eso por lo que no puedo dormir. No dejo de pensar en la quedada de esta noche… Algo se cuece. Tengo mucha curiosidad por saber que van a proponer, parecían muy convencidos de lo que querían. La memoria me da vueltas. Muchas veces hemos conversado de como sería la oscuridad proyectada fuera de estas paredes, sobre un río o árboles, de cómo sería la luz del cielo sin muros, o cómo nos afectaría la libertad, y si así alcanzaríamos la felicidad.

En lo siguiente que pienso es que el centro nos oprime. Es cierto que yo deseo aprender, y soy uno de los alumnos que mas atienden, incluso dedico mucho tiempo a aprender todo lo que me sea posible, leyendo libros en la biblioteca o preguntado a los maestros del arte. Pero las paredes nos encierran como si de una cárcel se tratase y el techo oculta el cielo cada vez que echamos la mirada arriba. Sólo en el patio podemos distinguir la maravilla que nos ocultan sin motivo. Precisamente saber que todo eso existe, que el mundo consta de cinco reinos, que el Bosque Central comienza al otro lado de las montañas elfas, que fuera hay otro mundo, de suburbios sí, pero otro mundo; todo eso es lo que nos dan ganas de conocerlo, de saber si es tal y como lo pintan, y ser nosotros, nuestros ojos, quiénes lo descubran.

Aunque siempre me he dicho que no, que yo no sirvo para desobedecer las normas. Si disfruto con cada clase, no me molestan ni las obligaciones. Voy de las clases al patio, del patio a la biblioteca y de la biblioteca a los dormitorios. Disfruto leyendo libros, explorando cada reino, viajando al pasado. Me sumerjo en la cultura más que nadie, soy parte del sistema… Pero luego pienso en lo que hago. Me estoy convirtiendo en un esclavo, en un robot. Hago todo lo que ellos me piden, y sin preguntarme si esta bien o mal. Considerando las ideas de Kerwin, ¿por qué están mal? Simplemente porque se saltan las normas. Pero… ¿cumplir las normas siempre está bien? Darío protege pero no exige que hagamos todo esto. Además, todo el mundo sabe que el fin de su reinado está próximo, y entonces… ¿todo seguirá igual? Si él decide qué está bien y qué está mal, cuando ocurra lo que nadie quiere, ¿habrá anarquía? Hablan de unas elecciones, pero no creo que un señor pueda decidir las normas. La conciencia influye mucho, no hay dios que me haga dudar de lo que creo que está bien, pero lo que creo está inculcado. Nos hacen pensar que esas ideas son por simple rebeldía, pero hay que llegar mas allá, decidir si queremos la libertad, si nuestros sueños son de verdad y sobretodo, no dejarnos influenciar, debemos ser nosotros quiénes decidamos lo que está bien y lo que no.

Por otro lado considero que es un error. El sistema es perfecto y si faya es precisamente por ideas como esta. Los hombres somos egoístas y siempre queremos más de lo que nos dan. La idea de escapar debe ser rechazada, porque supondría dejar pasar la oportunidad de aprender y aventurarse en un viaje sin sentido. Podría ser emocionante, no lo dudo, pero me apartaría de todo aquello que es más importante: aprender para llegar a ser una de las personas que controlan la estabilidad y el orden de este mundo.

Miro al techo, está oscuro, entre sombras. Quiero comprender el sentido de todo, de cómo está dividida la sociedad, de qué es lo que habría que hacer para mejorarla. Pero es inútil. La inestabilidad radica en desconocer lo que nuestros gobernantes idean para protegernos y en una evidente rivalidad entre Elfas y Frangul. Así como la censura de información de un reino a otro y una tensión que se agrava por momentos. Darío no sabe como unir el espíritu humano y su tiempo se agota. Al tiempo que las mujeres toman posición en un régimen rechazado por Rasel y Rusul, las ciudades de las que depende nuestra integridad.

Mientras pienso todo esto, fruto de mi curiosidad y mi interés por saber, voy adormilándome. Me adentro en el mundo de los sueños, donde pasado, presente y futuro se entremezclan para entregar un confuso mensaje, en un universo paralelo.

Continúa leyendo 4 Kathy; la primera crónica, o visita el índice de Los reinos del sur,
la primera novela de la trilogía, El enigma de los dioses.
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