Las múltiples visiones, fuera del alcance de mis sentidos, me provocan desgarros en la piel. Voy a morir. Mi cuerpo no aguantará el exceso de información, y sucumbirá, como ocurrió a los afectados de los suburbios.
-Es cierto que el ser encapuchado que cruzó vuestra frontera es un enviado mío y ahora se sienta en el trono de Frangul -habla de nuevo la profunda voz en mi cabeza-. Es cierto que mi intención es la de arrinconar a los ejércitos de los hombres en Zulús, para poder conquistar los Reinos del Sur sin oposición. Es cierto que un escuadrón de mi ejército ha atacado Rasel, como maniobra de distracción para conquistar el Reino de Frangul en primer lugar. Pero no es cierto que morirás por los síntomas del virus. Eres hijo de un semidiós, tu capacidad es superior a la de tu generación, y acabas de conocer todos los secretos de Omit Ozak sobreviviendo a la revelación. Te lo agradezco: me has revelado el enigma que tanto ansiaba buscar. ¡Llewin nos separó en tres grupos porque el equilibrio entre el físico de los gull’s y la intelectualidad de los magos dará las respuestas que buscaba mi estirpe! ¡Las respuestas por las que he provocado el holocausto!
Sifrid me asusta: está completamente loco. Al igual que yo después de tantas alucinaciones.
-¡Tú eres la clave del enigma! -susurra a mi lado.
Mi cuerpo se estremece. Ha aparecido de la nada. Su mano me acaricia la nuca. Me arranca un mechón de pelos y se esfuma. El fuerte tirón me tumba hacia atrás.
En el suelo, mis ojos sólo ven oscuridad, pero ante la negrura otro ataque de lucidez me domina. Se avecinan movimientos en el oeste. La sangría que ha provocado va a ser respondida. Las imágenes suceden ante mí, para mostrarme nuevos acontecimientos. El destino gira inexorable sobre el eje de mi completa locura. Mi piel se estremece una vez más, saturada por un conocimiento que me ahoga. La curiosidad me envuelve y, aun con las palabras del emperador, me resisto a creer que no agotaré mi existencia.
Veo el Bosque Central. Lugar donde, durante siglos, nadie a pisado. Allí comienza a formarse la raíz de los cambios.