-¿Consigues ver algo más? -me preguntan expectantes.
-Sí. Esto ya no tiene marcha atrás. El plan de Sifrid se está cumpliendo.
La mirada de angustia se reproduce.
-¿Qué vamos a hacer? -reflexiona Ariel– ¡No podemos quedarnos de brazos cruzados!
Enseguida la solución viene a mí:
-¡Tenemos que prepararnos para la guerra! Cuando los ejércitos de los privilegiados abandonen los Reinos del Sur, el Imperio atacará con fuerza, arrasarán ciudades enteras, y entonces, nosotros seremos la única oposición que encontrarán. El gobierno deberá rendirse a nosotros si desea rechazar la invasión. ¡Ocuparemos el lugar que merecemos!
Tras pensarlo detenidamente, Helen, Efrén y Ariel, deciden aceptar mi propuesta.
–Los mártires del oráculo ha decidido que papel tomará -sentencio definitivamente-. Vamos a avisar a nuestros hombres.
A Lumi no lo olvidamos, pero debemos esperar. Primero sufrirán aquellos que nos debían protección y nos dejaron morir, Después nos ocuparemos de vengar a nuestro amigo. Pero… aun con la aprobación de todos, algo me dice en mi interior que no lo conseguiremos. Maguiltor es una potencia, cuyo armamento no se puede comparar al nuestro. Atacarán con hechizos, espíritus, rayos… en definitiva: magia. Nuestra arma más poderosa, la clarividencia, será contrarrestada por prácticas espiritistas. La venganza se cobrará muy cara.