Saúl me propuso un difícil objetivo. Llegué a los suburbios con el antídoto y recluté un ejército de valientes hombres. A Krhisten le vendrá bien contar con una hueste cuando sea coronado rey. La Vieja Guardia es una legión especial del Consejo y La Guardia Real sólo está preparada para defender. Será un obsequio por nuestra alianza. Además, las medidas empleadas por el gobierno no nos parecen las más adecuadas, y hemos decidido salvar algunas vidas.
Todo marchaba según lo previsto, pero después de la llegada del movimiento revolucionario, he perdido toda autoridad sobre los caballeros. Me veo obligado a cumplir las órdenes del líder de los rebeldes. Monto en un caballo para regresar a Pode. Al llegar, desmonto, abandono al caballo y entro por la entrada trasera.
-Descontaminación.
La sala se llena de gas purificador. Me quito la mascarilla y dejo el equipo a un lado. Tomo el ascensor para reunirme con Saúl.
-¿Qué ha ocurrido? -me pregunta con tono furioso.
-Ha sido visto el ser encapuchado que cruzó la frontera de Rasel. Avisa a la Vieja Guardia de inmediato.
Tras dar las órdenes oportunas, le cuento el resto de lo ocurrido.