Como somos perseguidos por el espectro, decidimos partir todos para rescatar a los nuestros. Nadie puede permanecer en el poblado, ya que quedaría expuesto al peligro.
-¿Te encuentras bien? -le pregunto a Lumi.
-Todavía me duele el trasero, pero haré un esfuerzo.
Sólo contamos con un par de carros para trasportar la comida, pero será suficiente. También nos llevamos mantas y ropa de abrigo. El invierno azota con fuerza y tendremos que hacer varios altos.
-¿Vamos? -pregunto a todo el mundo.
Efrén y Agnes miran con nostalgia su hogar. Tal vez no lo vuelvan a ver.
-Sé que sufrimos tiempos difíciles, pero nos repondremos. Contamos con el poder de acceder a los secretos. Acabaremos descubriendo la forma de solucionar los problemas.
Me miran, desanimados.
-Escúchame bien: si alguna vez tuvimos esperanzas, fue gracias a las palabras que formulastes cuando fundastes el movimiento. Pero ahora hemos descubierto que eran palabras vacías. Si de verdad contases con el don de la premonición, habrías previsto el infortunio. Hemos visto que tienes suerte, que cuando te empeñas puedes conseguir algo, pero de ahí a salvarnos todavía existe un gran trecho.
El silencio tras sus palabras, confirma que el resto de hombres está con él. No puedo hacer otra cosa que agachar la cabeza y aceptarlo.
-Voy a rescatar a nuestros aliados… Entonces intuiréis lo que podemos hacer juntos…
Pero un sinfín de quejas terminan por desanimarme.
-Te seguimos porque no somos hombres cobardes. Han capturado a nuestros amigos y no tenemos nada que perder. Pero después olvídate de nosotros.