¡La libertad nos espera al otro lado! Tanto tiempo planeándolo, tantas esperanzas puestas, tantas ilusiones… Y todo depende de un plan tan absurdo como alocado. Kerwin se ha vuelto completamente loco. Se trata de provocar un destrozo, cortar el suministro eléctrico y robar una de las naves. Un plan descabellado. Sin embargo, ninguno parece discutirle y me encuentro en mitad de toda la acción, buscando la manera de abrir el panel de control. Hay cristales por todas partes. Un sonido chirriante y ensordecedor de la alarma me desgarra los oídos. Mis compañeros se hablan a gritos. Esto se nos va de las manos.
-¡Vamos Jonhy! -me exige Kerwin- Esto ya está.
Kart está preparado con el extintor. Quinn se encuentra en la cabina del vehículo. Kerwin ha conseguido abrir una puerta, pero al otro lado no está el exterior, sino otra puerta.
-No podemos apagar el suministro de energía. ¡La segunda puerta exterior no se abrirá hasta que no se cierre la primera! ¡Tenemos que irnos ya! No tardarán en llamar a los ascensores. Desde arriba tienen cámaras para ver lo que ocurre aquí abajo.
Salimos corriendo hacia la nave. Quinn ha conseguido que empiece a moverse. Subimos y una vez dentro las puertas se cierran. Nos dirigimos hacia las puertas exteriores. Cruzamos la primera puerta y nos detenemos. La puerta que queda detrás de nosotros se cierra. Un chorro de aire es rociado en el espacio que comprende las dos puertas cerradas. A continuación la segunda puerta se abre, permitiéndonos el paso hacia la libertad.
-¡Que dominio tienes Quinn! ¿Sabías pilotar?
-No. Yo simplemente he encendido los controles y he seleccionado un destino. El resto ha funcionado solo.
-Lo que me esperaba. -comenta Kerwin.
-¡Fantástico! -festeja Ryan.
Priedni queda atrás. Delante: la noche. La oscuridad lo baña todo, pero es un baño reconfortante. ¡Por fin hemos conseguido lo que pretendíamos!
De pronto, el vehículo se detiene y las luces se apagan.
-¿Qué ocurre?
-La batería se ha desconectado.
-¡Nos habrán descubierto! No tardarán en llegar. ¡Debemos salir de aquí!
-¿Cómo salimos? Las puertas se han cerrado.
Por suerte Kart no ha soltado el extintor. La emprende a golpes contra el cristal de la cabina. Éste cede en grietas y acaba el mil pedazos.
-Buena solución.
A continuación, sin dudarlo, salen al exterior por el hueco del cristal roto y bajan por el morro de la nave. Voy tras ellos, pero no me esperan.
-¡Por fin libres!