Deseo cumplido

Una historia corta donde los sentimientos toman protagonismo. Una historia donde el corazón late con pasión, reflexionando sobre la vida. Es la última poesía de la obra Magia y alma. Así concluye una etapa y empieza otra. Letras de pasión.

Estuve sonriendo toda mi vida, demostrando que la sencillez me hacía feliz, pero no era así. Mi sueño nunca fue cumplido, ni mis esperanzas colmadas. Fui un hombre sencillo toda mi vida hasta el mismo día que escribo esta historia. Con el teclado como instrumento para el primer encuentro con mi plenitud, desafío al mismo cielo para enfrentarme a mi monotonía. Encerrado en un mundo marcado por el deber y los pequeños detalles, me moría sin un destello ingenioso que me hiciera no mirar al pasado preguntando qué tuvo para que me llamase la atención. Fui un aburrido tantos años como he tardado en abrir los ojos. Pero hoy nada va a ser igual que siempre, hoy mi vida va a girar por primera vez. Mis acontecimientos van demostrar la fiel promesa que desde este momento encadeno a las palabras cómplices de mi alegría.

Ocurrió por un sentimiento que se desató en mí cuando comprendí que cada persona debía luchar por lo que quería, que no había más vida que la que poseemos. Fue un destello de luz sobre la eterna noche que baña mi conciencia. Irrumpió en mi corazón con la misma fuerza que puede hacerlo un amor intenso, pero no era amor, era el sueño que surgía a flote de mis sentidos. Era un ansia de libertad a través del alma, que conseguía devolverme a mi etapa infantil, cuando aún los sueños se creían posibles.

El amor es sólo una excusa para enterrar los verdaderos deseos. Al menos, en mi caso fue así. Me até a una familia perfecta que simplemente me llenaba por fuera, aparentando, de esta manera, una felicidad que no tenía. Pero los años de monotonía me han demostrado que no, que aquello que deseaba desde siempre, no lo tenía. Me armé de valor y lo primero que hice fue aceptarlo. No era feliz. Basaba mi éxito en un domino de mi rincón que no me complacía. Amaba, sí, pero aquello siempre tomaba un primer plano, cuando no lo era. Mi verdadera devoción era escribir, dejarme los sentimientos en el papel, porque él me entendía mejor que nadie. La hoja en blanco representa el puente hacía mi liberación. Estar sentado, escribiendo esto, me eleva al cielo, a los altares de la felicidad.

Lo supe un grandioso día de hace no más de unos meses. Ocurrió mientras leía un artículo en un periódico. Mi corazón dio un vuelco de placer. Era una poesía simple, sin recursos, pero me llenó de metáforas. Un deseo insaciable de encontrar mi yo escrito. Entonces me dediqué a husmear en los libros de poesía, sin dar con la clave. Hasta que comprendí el enigma: yo soy la palabra que enloquece mi existencia. No hay textos que consigan deleitarme como los míos. No hay maravilla que pueda ser representada satisfactoriamente sin el éxtasis de mis dedos. No hay libertad que reconozca mi mente, si no surge de mí.

Es curioso, lo había tenido siempre metido, pero era incapaz de verlo. Mi vida se vaciaba, cuando con los mismos detalles podría ser perfecta. Sólo tenía que representarlo disfrazado con la máscara de la magia. Cualquier tontería podría ser especial. Al menos para mis ojos, que solamente a través de las letras consiguieron entender la belleza de este mundo. Siempre atentos a cada pensamiento, como siguiendo un guión escrito.

Lo cierto es que ésta es la primera historia que escribo para enviarla a un concurso. Es muy posible que no llame la atención, pero debe ser así: simplemente se trata de como un hombre corriente encontró el colofón para su vida. Pero más que un encuentro de forma de divertirse, se trata de un simbolismo que vincula el alma con el cuerpo, y más especialmente con los dedos, que son la boca de la fuente de la inspiración. Sin ellos no habría nada.

También quiero haceros entender que es una forma de vida. Quien cuenta las cosas a un diario, tiene un amigo eternamente. Ni siquiera la muerte podrá separarlos porque se ha instalado una constancia entre ambos, que incluso cuando no se escriba, quedará la huella inconfundible del paso. Y el que escribe un libro escribe una parte de sí mismo. Incluso los libros totalmente de ficción guardan una autobiografía oculta. Sólo hay que leer entre líneas.

Espero haber serviros de ayuda. Por mi parte, este es el inicio de una gran felicidad. Cuando las cosas no salgan bien, sólo tengo que encerrarme en mi despacho e imaginar como sería si fueran bien. Un deseo escrito es como un deseo cumplido.

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