-El antídoto no es tan eficaz como esperábamos -le comento a Saúl que se ha acercado a la centralita-. En un futuro tendremos que aumentar o mejorar el tratamiento.
Mis conclusiones se deben a que la actividad neuronal de los infectados se acelera progresivamente durante el período entre dosis, y con las palabras de Quinn, queda claro que no sólo afecta al subconsciente. La parte consciente puede llegar a recibir información. Por suerte, a nivel físico no ha habido ninguna anomalía.
Saúl asiente impasible. El asunto es demasiado serio como para pasarlo por alto. Su mirada me estudia minuciosamente.
-Preocúpese exclusivamente por Jonhy.
Asiento, seguro de mi trabajo.
-Me preocupa que pueda llegar a sentir. Si preguntara cualquier cosa sobre su estado, no tendríamos respuestas sólidas que ofrecerle.
-Dígale lo que desea oír.
-No es tan sencillo. Huele la mentira. Está muy atento a todo lo que percibe. Pronto en su cabeza habrá un croquis tan complejo y exacto, que le dará un poder inimaginable.
Unos segundos de silencio manifiestan la tensión.
-¡Lo sé! -exclama elevando la voz- Por eso es nuestro espía y el elegido para recibir la educación avanzada. Y ahora mismo está entre dos filosofías -pronuncia con firmeza-. Hazte con su confianza y ganaremos todos -ahora su voz toma un tono melancólico mientras se marcha-. Sé que puedes hacerlo: eres nuestro mejor hombre.
Asiento convencido. No puedo fallar y no lo haré. En mí están puestas muchas esperanzas. Me estremezco sólo de pensar en la enorme responsabilidad que tengo, pero ya lo sabía. Rasel trata de aislarnos, dejarnos fuera de la toma de decisiones. Hasta ahora lo han logrado, pero nosotros tenemos una baza que debería devolver el equilibrio: Jonhy. Pronto nos dará las respuestas que necesitamos.