Al caer, me golpeé con la cabeza en la pared. El golpe me ha dejado aturdido. Me encuentro en tal mal estado que el cuerpo no me responde, pero puedo seguir observando hacia el lado donde ha caído mi cabeza. También puedo escuchar sonidos difusos. Parece ser que el ogro se ha encontrado con otros seres y se disputan la presa.
De pronto, algo me pisa. Siento mi rostro aplastado contra el suelo. Hablan entre ellos mientras voy perdiendo la consciencia. Cada vez me cuesta mas respirar. El temor que siento me ahoga el alma. Soy la única comida de unos ogros hambrientos. Noto varios ojos clavados en mí, deseando probar mi tierna carne. Pero mi única visión es la inmóvil pared, y ahora, unos pies que me resultan conocidos. Y el sonido se deforma demasiado para entender lo que están diciendo. ¿Qué está ocurriendo? Mi piel se estremece, por primera vez.
La cara comienza a dolerme, transcurrido un tiempo desde que recibí el pisotón. La consciencia vuelve a mí. Comienzo a pensar de manera compulsiva, pero… cada pensamiento es como un azote sobre mi débil piel. Es la maldición que se cierne sobre nosotros. Los pensamientos nos llevarán hasta respuestas inalcanzables, pero… abrirá una herida incurable en la mente, que crecerá con cada pensamiento. Seremos un pueblo sabio, un inmenso oráculo, pero que caerá exhausto y morirá… cuando sean revelados los secretos mas profundos. Todo ello, por causa de un virus letal que se expande y que nos conducirá a la guerra y a la destrucción irremediablemente.
Las imágenes se suceden en mi cabeza. Cuanto más deseo saber más daño me produce y más me aproximo a las puertas de la muerte. Al saberlo, decido dejar de curiosear entre los rincones prohibidos del conocimiento. La atracción es demasiado fuerte… Si no ahora, muy pronto la curiosidad me arrastrará hacia los brazos de la muerte.
El hechizo se rompe… varios golpes me despiertan del ensueño. Me están arrastrando hacia lo desconocido, tirando de mis piernas. Mientras, a malas penas puedo percibir una pelea o una discusión.